Construyen cuartitos del amor a reos de Copán para que la vivan con sus parejas
Santa Rosa de Copán, Honduras — En un paso significativo hacia la humanización del sistema penitenciario hondureño, el Centro Penal de Santa Rosa de Copán ha finalizado la construcción de diez cuartos conyugales, tres baños y una pila, destinados a fortalecer los vínculos familiares de las Personas Privadas de Libertad (PPL).
La obra responde a una necesidad urgente dentro del sistema carcelario: ofrecer espacios adecuados para la visita conyugal, un derecho reconocido por la legislación nacional y los estándares internacionales de Derechos Humanos. Las nuevas instalaciones garantizan condiciones de privacidad, higiene y seguridad, elementos clave para preservar la dignidad de los internos y sus familias.
Autoridades destacan el impacto humano
El Mayor de Infantería Irlin Alberto Mejía Mena, director del centro penitenciario, subrayó que el proyecto busca “cumplir la ley y brindar al privado de libertad un entorno donde puedan mantener viva la relación con sus seres queridos. La familia es un motor clave para la reinserción social”.
Además, Mejía Mena recalcó que esta infraestructura representa “un recurso valioso para avanzar hacia un modelo penitenciario que priorice la rehabilitación y no solo el castigo”.
Expertos en psicología penitenciaria coinciden en que los programas de reinserción social tienen mayor efectividad cuando los internos conservan un entorno familiar sólido. En ese sentido, los nuevos espacios conyugales se convierten en herramientas que promueven la estabilidad emocional y la esperanza de transformación.
Una visión restaurativa del encierro
La iniciativa se suma a los esfuerzos por modernizar las condiciones internas de los centros penales en Honduras, apostando por un enfoque más humano y restaurativo. “Los muros del recinto no sólo encierran historias de errores y consecuencias, también sueños de transformación, y en eso la familia juega un papel fundamental”, concluyó el Mayor Mejía Mena.
Este proyecto marca un precedente en la región occidental del país, donde la rehabilitación comienza con el reconocimiento de la humanidad de quienes, algún día, volverán a formar parte activa de la sociedad.
