Atentan contra exdiputado del Partido Nacional en Juticalpa


Juticalpa, Olancho — 26 de mayo de 2025 — El exdiputado del Partido Nacional, Dennis Lisandro Mejía Zelaya, fue víctima de un atentado a balazos durante la madrugada de este domingo en la aldea Limones, municipio de Juticalpa, departamento de Olancho.

El hecho reaviva las alarmas sobre la creciente violencia contra figuras políticas en Honduras, en un contexto donde los ataques a líderes locales y nacionales se han vuelto alarmantemente frecuentes.

Según reportes preliminares, desconocidos abrieron fuego contra el exparlamentario mientras se encontraba en su vehículo. Aún no se han revelado los motivos del ataque ni la condición médica exacta de Mejía Zelaya, quien fue trasladado de emergencia a un centro hospitalario en Juticalpa para ser intervenido quirúrgicamente.

Las autoridades asignaron custodia policial en el nosocomio, tanto para proteger al exdiputado como a sus familiares, que permanecen en la sala de espera.

Mejía Zelaya, reconocido ingeniero y figura política en Olancho, fue precandidato a diputado en las elecciones primarias del 9 de marzo de 2025 bajo el movimiento “Rescate y Transformación”, liderado por Roberto Martínez Lozano dentro del Partido Nacional.

Su trayectoria lo ha posicionado como un actor clave en la política regional, lo que ha generado especulaciones sobre posibles motivaciones políticas detrás del ataque.

Contexto: Honduras, un país marcado por la violencia política

Este atentado se suma a una larga lista de agresiones contra políticos hondureños en los últimos años. Desde el golpe de Estado de 2009, el país ha experimentado una escalada de violencia institucional y criminal que ha cobrado la vida de decenas de alcaldes, regidores, candidatos y activistas.

Según datos de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), entre 2010 y 2024, más de 120 políticos fueron asesinados en Honduras, muchos de ellos en zonas rurales y departamentos como Olancho, Colón, Atlántida y Cortés —territorios con fuerte presencia del narcotráfico y pandillas.

En lo que va de 2025, ya se han registrado al menos cinco intentos de asesinato contra funcionarios o exfuncionarios electos, incluyendo un alcalde en Yoro y un regidor en La Ceiba. Solo hace una semana, un reconocido ingeniero y exasesor municipal en Danlí, El Paraíso, fue hallado muerto en circunstancias aún no esclarecidas, lo que ha generado preocupación sobre la impunidad y la vulnerabilidad de quienes ejercen cargos públicos.

Analistas políticos señalan que estos ataques responden, en muchos casos, a disputas por el control territorial, corrupción local, venganzas políticas o presión de estructuras criminales que buscan influir en la toma de decisiones gubernamentales.

La debilidad institucional, la corrupción en cuerpos de seguridad y la lentitud judicial han convertido a Honduras en un terreno fértil para la impunidad.

Reacciones y llamados a la justicia

Tras el atentado, dirigentes del Partido Nacional exigieron al gobierno de la presidenta Xiomara Castro garantizar la seguridad de sus militantes y esclarecer el ataque. “No podemos permitir que la violencia se convierta en moneda corriente en la política hondureña. Exigimos justicia y protección para todos los servidores públicos”, declaró un vocero del partido.

Mientras tanto, organizaciones de derechos humanos han instado a las autoridades a no minimizar el hecho y a investigar con celeridad, recordando que muchos casos anteriores terminaron en la impunidad total. “Cada ataque contra un político es un ataque contra la democracia”, advirtió el director de la Comisión de Derechos Humanos de Honduras.

El Ministerio Público y la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) han iniciado las pesquisas, aunque hasta ahora no hay detenidos ni pistas concretas sobre los responsables.

Mientras Dennis Mejía Zelaya lucha por su vida en el hospital, Honduras vuelve a enfrentarse a una realidad incómoda: la violencia sigue siendo una herramienta de poder, y la clase política —especialmente en regiones como Olancho— sigue siendo un blanco fácil en un país donde la justicia camina a paso lento y la impunidad reina.


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