Trasciende sisma en la FFAA ya no soportan politización y el gobierno los presiona


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Después de la reunión, la presidenta Xiomara Castro publicó un inusual mensaje en sus redes sociales en el que llamó a la lealtad de los militares y pidió “impedir cualquier intento de interrupción o ruptura del proceso electoral por parte de quienes añoran su pasado golpista”.

Tegucigalpa. — El jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Roosevelt Hernández, sostuvo a inicios de esta semana una reunión a puertas cerradas en la instalaciones de la Fuerza Aérea con la cúpula castrense, el encuentro que, lejos de mostrar cohesión, reflejó tensión, fisuras en el alto mando, nerviosismo y un ambiente de desconfianza y división entre los mandos presentes, reveló a RCV una fuente militar de entero crédito que pidió el anonimato por no estar autorizado para referirse al tema.

De acuerdo con la información recabada, la cita tuvo como propósito sondear el apoyo interno a su liderazgo y, al mismo tiempo, concitar el apoyo a la presidenta Xiomara Castro, así como el respaldo al proceso electoral que se avecina, en un contexto en el que la institución castrense mantiene un papel clave como garante de la seguridad y custodia del proceso.

Sin embargo, la reunión, descrita por las fuentes como un “termómetro interno”, dejó al descubierto un ambiente cargado, de control jerárquico y poca apertura, pues Hernández no permitió participación ni intervenciones de los oficiales asistentes.

Durante su intervención, el general Hernández habló extensamente sobre su vida personal, sus cursos militares y lo que denominó una “guerra cognitiva” en su contra. Mencionó a Rodrigo Wong Arévalo y del repudio que le han generado a la abogada Rixi Moncada, candidata del Partido Libertad y Refundación, como parte de lo que consideró campañas de desprestigio y repudio hacia su persona.

El jefe castrense también anunció que, tras la misión prevista para el 30 de noviembre y si “todo sale bien” otorgará cinco días de permiso especial si los resultados son satisfactorios. Acto seguido, hizo referencia a “las diez familias que no pagan impuestos”, en una alusión directa a los grupos empresariales del país en línea con la narrativa del partido Libre.

Según la fuente informativa en la reunión, intervinieron los directores de C-2 (inteligencia), Relaciones Públicas, C-9 (operaciones), el subdirector de C-5 y el mando de Reservas Militares, quienes expresaron apoyo a la postura de Hernández.

Seis oficiales acusados de traición

En un momento de la reunión, supuestamente el general llamó al frente a seis oficiales a quienes acusó de “traidores”, señalándolos de haber filtrado información a Diario El Heraldo sobre los sucesos del 9 de mayo, y les reprochó que su lealtad debía ser “con la presidenta”.

El episodio, de acuerdo con testigos, generó incomodidad y desconcierto entre los presentes, pues fue evidente el propósito de identificar y disciplinar a quienes son percibidos como desleales dentro de la institución.

Los oficiales consultados describen al jefe del Estado Mayor como un hombre visiblemente angustiado, sofocado y pálido, mostrando signos de agotamiento y tensión.

Según los testimonios, Hernández intentó mantener autoridad mediante un tono prepotente, mezclado con actitudes de victimización, y cerró la reunión advirtiendo que “se realizarán cambios porque hay gente que anda hablando”.

En palabras de un oficial presente, la cita reflejó una estructura de mando en crisis y un liderazgo que “busca reafirmarse internamente ante crecientes cuestionamientos”.

El inusual mensaje de la presidenta

Horas después de la reunión, la presidenta Xiomara Castro publicó un mensaje inusual en su cuenta oficial de X (antes Twitter), dirigido a los “Soldados de mi patria”. En el texto, la mandataria exaltó la lealtad de las Fuerzas Armadas y su papel “decisivo en la restauración del orden constitucional roto por la narcodictadura en 2009”, y les recordó su responsabilidad de garantizar la paz y la transmisión de resultados durante el proceso electoral.

En el texto, la mandataria reafirmó su reconocimiento a las Fuerzas Armadas por su “lealtad, compromiso y disciplina en la defensa de la patria”, pero también advirtió contra cualquier intento de “interrupción o ruptura del proceso electoral por parte de quienes añoran su pasado golpista”.

El mensaje también incluyó una clara advertencia: “Se debe impedir cualquier intento de interrupción o ruptura del proceso electoral por parte de quienes añoran su pasado golpista”.

El mensaje textual de la presidenta dice lo siguiente:

Soldados de mi Patria: Morazán nos vigila. Como Presidenta Constitucional y Comandante General de las Fuerzas Armadas, expreso mi permanente reconocimiento por su lealtad, su compromiso y su disciplina en la defensa de la patria, de su soberanía y por su papel decisivo en la restauración del orden constitucional roto por la narcodictadura en 2009.

Estamos al servicio del pueblo, no de las élites ni de los grupos que secuestran nuestra economía.

A 38 días de las elecciones, su papel como garantes de la Constitución, de la voluntad popular y de la alternabilidad democrática adquiere una importancia histórica frente a quienes conspiran abiertamente para promover un golpe electoral y adulterar la voluntad soberana expresada en las urnas.

El pueblo confía en ustedes para custodiar cada urna, salvaguardar la transmisión de resultados y garantizar la paz de la República.

Se debe impedir cualquier intento de interrupción o ruptura del proceso electoral por parte de quienes añoran su pasado golpista.

¡La mayor suma de reconocimiento a nuestras Fuerzas !

El tono del pronunciamiento, a 38 días de las elecciones, es interpretado por analistas políticos como una señal de respaldo explícito al alto mando militar en momentos en que se perciben tensiones internas y desconfianza en el seno de las Fuerzas Armadas y como una respuesta inmediata a las tensiones internas detectadas en la FAH y una reafirmación pública del vínculo entre el alto mando militar y el Ejecutivo.

La sincronía entre ambos hechos, la reunión del general Hernández y la publicación presidencial, fue leída por fuentes militares como un movimiento de control político, orientado a asegurar la cohesión y fidelidad de las Fuerzas Armadas en la etapa más sensible del calendario electoral.

La reunión en la FAH ocurre en un momento clave para la institucionalidad militar, marcada por rumores de reacomodos, presiones políticas y descontento en los cuadros intermedios.
Fuentes dentro del cuerpo castrense reconocen que, aunque la lealtad institucional hacia la figura presidencial se mantiene formalmente, la unidad de criterio y confianza interna se ha erosionado.

El general Hernández, quien enfrenta crecientes cuestionamientos dentro y fuera de la institución, buscó con esta reunión reafirmar autoridad, pero terminó dejando tras de sí más dudas que certezas sobre la cohesión interna del mando militar hondureño.. (Tomado de RCV)


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