Lima, 3 de noviembre de 2025 — El gobierno de Perú anunció este lunes la ruptura de relaciones diplomáticas con México, luego de que se confirmara que la ex primera ministra Betssy Chávez, procesada por su presunta participación en el fallido golpe de Estado de diciembre de 2022, recibió asilo en la residencia de la embajada mexicana en Lima.

“Hoy hemos conocido con sorpresa y profundo pesar que la expremier Betssy Chávez está siendo asilada en la embajada de México”, declaró el canciller Hugo de Zela en conferencia de prensa. El funcionario calificó el acto como “inamistoso” y denunció una reiterada intervención de autoridades mexicanas en los asuntos internos del Perú.

Las relaciones entre ambos países se habían deteriorado desde que el expresidente mexicano Andrés Manuel López Obrador otorgó asilo a la esposa e hijos del exmandatario Pedro Castillo, tras su destitución en diciembre de 2022. Desde entonces, México no ha reconocido oficialmente a las autoridades peruanas, y ambos gobiernos retiraron a sus respectivos embajadores.

A pesar de la crisis política, el comercio bilateral entre Perú y México se había mantenido activo, aunque bajo tensión diplomática.

Betssy Chávez enfrenta un proceso judicial desde marzo de 2025 por el presunto delito de rebelión, junto con Pedro Castillo. La fiscalía peruana solicita 25 años de prisión para la exjefa de gabinete, acusada de haber participado en el intento de disolución del Congreso y convocatoria a una Asamblea Constituyente el 7 de diciembre de 2022.

Mientras Chávez permanece en libertad durante el proceso, Castillo cumple prisión preventiva desde su detención ese mismo día, cuando intentaba llegar con su familia a la embajada mexicana

El canciller De Zela también criticó a la actual presidenta de México por sus declaraciones en las que calificó a Castillo como “perseguido político”. “Han intentado convertir a los autores del intento de golpe de Estado en víctimas, cuando la realidad demuestra que los peruanos vivimos en democracia”, afirmó.

La decisión de romper relaciones diplomáticas marca un nuevo capítulo en la crisis bilateral entre Lima y Ciudad de México, y podría tener repercusiones regionales en materia de cooperación política y migratoria.