El hombre «más tatuado» queda irreconocible tras eliminar sus tatuajes
Leandro de Souza, quien durante años fue reconocido como el hombre “más tatuado de Brasil”, volvió a llamar la atención pública al aparecer con un aspecto completamente distinto luego de someterse a varias sesiones de eliminación de tatuajes.
En septiembre, el brasileño compartió imágenes posteriores a su quinta sesión de láser en el rostro, donde se evidencian cambios que lo hicieron casi irreconocible.
Natural de Bagé (RS), ciudad ubicada en la frontera con Uruguay, De Souza llegó a tener el 95% de su cuerpo cubierto de tatuajes. La decisión de iniciar el proceso de eliminación surgió después de su conversión al cristianismo evangélico, ocurrida hace dos años.
Las fotografías difundidas en redes sociales generaron múltiples reacciones entre sus seguidores, quienes destacaron la transformación visible. “Vaya, te has convertido en una nueva persona”, escribió una mujer en los comentarios. Otro usuario resumió el cambio con la frase: “Un nuevo hombre”.
El procedimiento más reciente se realizó a finales de agosto en el municipio de Franco da Rocha (SP). Las sesiones son gratuitas y están a cargo de un grupo de profesionales que, según se ha informado, decidieron colaborar tras conocer su historia. Sobre el avance del tratamiento, Leandro explicó en declaraciones a g1: “Creemos que en ocho sesiones los tatuajes y las manchas del rostro desaparecerán por completo”.
Tras cada sesión, el protocolo incluye cuidados específicos como la aplicación de ungüento, el uso de hielo en la zona tratada y la recomendación de evitar la exposición solar. De acuerdo con De Souza, la práctica de ejercicio físico contribuye a acelerar la eliminación de los pigmentos del tatuaje.

Una breve historia
A lo largo de dos décadas, Leandro acumuló más de 170 tatuajes distribuidos por todo su cuerpo. Este récord fue registrado oficialmente durante un evento internacional celebrado en Santa Rosa, en el noroeste de Rio Grande do Sul. Según su propio relato, el primer tatuaje lo recibió a los 13 años, iniciando así un proceso que marcó gran parte de su vida.
El acercamiento a la religión evangélica se dio en un momento de vulnerabilidad personal. Su primer contacto con esa fe ocurrió en el albergue municipal de Bagé, donde residía antes de estabilizar su situación. En los últimos meses, su vida también mostró cambios en el ámbito laboral: hace unos tres meses obtuvo un empleo con contrato formal y actualmente trabaja como vendedor en una óptica del municipio.(laprensagrafica)
