En la isla de Baekryeong, el territorio más al oeste de Corea del Sur, los soldados son más numerosos que los habitantes y se puede ver Corea del Norte desde casi cada una de las playas bordeadas de alambre de púas.

Mucho más cerca de las costas norcoreanas que del este de Corea del Sur, Baekryeong tiene aspecto de fortaleza con sus tanques estacionados al borde de las carreteras, sus miradores instalados en cada colina y sus playas pintorescas cubiertas de fortificaciones en forma de «dientes de dragón» para evitar cualquier invasión.

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Seúl obtuvo el control de esta isla de unos 45 km² al final de la guerra de Corea en los años 1950, pero sus 5.000 habitantes viven bajo una amenaza constante.

La isla ha estado varias veces en el punto de mira del líder norcoreano Kim Jong Un: en 2013 dijo que podría hacer «llover un mar de fuego» sobre Baekryeong y en 2017 organizó simulacros de invasión anfibia.

«A veces tengo pesadillas sobre la invasión de Corea del Norte, sobre todo con lo que está pasando en la actualidad», explica Kim Keum-sook, de 64 años, originario de Baekryeong, refiriéndose a la serie récord de disparos de misiles realizados por el país vecino este año.

La isla tiene una importancia estratégica considerable para Seúl ya que permite controlar las vías marítimas vitales del mar Amarillo, sin las cuales su puerto de Incheon estaría aislado del mundo.

Está situada a dos kilómetros de la frontera marítima de facto y a sólo 14 kilómetros de la costa norcoreana

«Todavía tengo miedo», prosigue Kim, aunque su marido, Choi Won-mo, de 65 años, también oriundo de Baekryeong, afirma que son «tan bien defendidos como es posible».

Los «marines, la fuerza aérea, la marina y el ejército de Corea del Sur están todos en Baekryeong, siempre en estado de alerta», destaca Choi.

En la isla hay más soldados que habitantes, pero el tamaño exacto de la guarnición es un secreto militar.

– Si Baekryeong cae, Incheon también –

La frontera marítima entre las dos Coreas es, desde hace tiempo, escenario de tensiones. A finales de octubre, las tropas del Sur y del Norte intercambiaron disparos de advertencia en las aguas alrededor de Baekryeong, después de que un buque de Corea del Norte cruzara la «línea del Norte» que prolonga el límite de demarcación intercoreana.

Choi señala que tales acontecimientos son «corrientes» en la isla, y los habitantes aprendieron a vivir con ellos en los últimos setenta años.

La guerra de Corea se saldó con un armisticio y no con un tratado de paz, de modo que las dos Coreas siguen técnicamente en guerra.

En el peor incidente de este tipo, en marzo de 2010, a tan solo un kilómetro de la isla, el buque de guerra surcoreano Cheonan fue hundido por un torpedo norcoreano, según Seúl, matando a los 46 marinos a bordo.

Actualmente las tropas estacionadas en la isla realizan regularmente ejercicios de artillería en la playa.

«Basta con mirar todas las tropas y armas aquí. El gobierno está decidido a defender la isla a toda costa», señala Lee Chung-dong, un pescador de 71 años que vivió aquí durante medio siglo. «Saben que si Baekryeong cae, Incheon también», detalla.

La isla es un destino turístico a pesar de los peligros. El ferri llega por una ruta desviada para hacerlo menos vulnerable. Cientos de turistas, principalmente surcoreanos, acuden cada semana atraídos tanto por la proximidad del Norte como por su belleza natural.

Una de las atracciones más emblemáticas, la formación rocosa Dumujin, se presenta como «la última obra maestra de un viejo dios» en los escritos de un erudito de la dinastía Joseon.

«La belleza de Baekryeong reside en su paisaje natural», subraya Kim Yong-sung, de 50 años, que visita la isla junto a otros colegas.

«Siento un cierto peligro al estar tan cerca de la frontera pero, como siempre fue el caso, no me impedirá disfrutar de su belleza», destaca. (LANACION)