Enigmáticas Cuevas de Talgua, el eslabón perdido entre culturas precolombinas
** Ubicadas a siete kilómetros de Catacamas, Olancho, son un fascinante sitio de investigaciones para historiadores, arqueólogos, antropólogos, espeleólogos, biólogos y otros especialistas.
Expertos y académicos siguen las huellas de una enigmática civilización por el recorrido que aquel 2 de abril de 1994, llevó a Desiderio Reyes y Jorge Yánez, a descubrir las Cuevas de Talgua, vestigios del eslabón perdido entre culturas precolombinas o del mundo intraterrestre.
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Cuenta la historia que Reyes y Yánez se conducían a través del río Talgua, hasta pegar con una pared de nueve metros de altura, donde descubrieron una cueva que poseía una gran cantidad de huesos humanos y docenas de vasijas.
La gruta tiene el interés de arqueólogos y antropólogos de todo el mundo que estudian los entierros en las cuevas de Centro y Mesoamérica. “Según las primeras pruebas científicas realizadas a las osamentas, estas datan de los años 800 y 900 antes de Cristo”, señaló Desiderio Reyes.
Desiderio Reyes en la cámara ritual de las Cuevas de Talgua, donde yacen las osamentas petrificadas.
“Ya habían llegado otros espeleólogos que habían escrito sobre las cuevas en la década de 1980 y empezamos a explorar la cueva, llegamos al área donde estaban todas las piezas, los cuerpos fosilizados y las piezas de cerámica, mármol, jade, se hizo un primer levantamiento de 38 piezas, además de las que están fosilizadas”, detalló.
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OCHO GRUTAS
Se trata de un conjunto de ocho grutas en las estribaciones de la sierra de Agalta y solo dos están habilitadas al público, porque las otras son más pequeñas, pero también contienen osamentas y cementerios antiguos y otras fueron removidas por efectos de las inundaciones provocadas por el huracán “Mitch”, en 1998.
Como ya lo había contado a un grupo de periodistas el príncipe Ypsilantis de Moldavia (QDDG), en 1988, en su residencia de la excapital Comayagua, la ahora llamada sierra de Agalta formó parte del suelo marino del Mar de Esquías, durante la era Cenozoica, en el período Cuaternario.
Extrañas formaciones geológicas o elaboradas dentro de las legendarias Cuevas de Talgua.
La prueba de la antigua existencia de este ecosistema marino, el mar de Esquías, es el Cerro de los Tornillos, en el municipio de La Libertad, Comayagua, donde se pueden encontrar restos de crustáceos fosilizados, incluyendo caracoles y estrellas de mar.
Desde 1935 se tenían reportes de la existencia de las Cuevas de Talgua y fueron plasmadas en planos por espeleólogos estadounidenses entre 1983 y 1984, pero no fue hasta 1994 cuando Reyes y Yánez las descubrieron y exploraron.
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LOS ENTIERROS
Arqueólogos han datado que el sitio tiene gran interés por los entierros en cuevas de Centroamérica y de Mesoamérica, ubicándose como uno de los primeros del preclásico medio, entre el 1000 y el 900 antes de Cristo.
Ubicadas a siete kilómetros de la ciudad de Catacamas, Olancho, para llegar a este fascinante sitio se debe arribar a la aldea de Guanaja y luego proseguir el recorrido a través del chispeante río de aguas azul turquesa, como lo hicieron Reyes y Yánez aquel feliz 2 de abril de 1994.
Extasiante recorrido por el río de aguas azules dentro de la caverna en medio la sensación de vacío espacial en el silencio de la gran oquedad.
Historiadores, arqueólogos, antropólogos y, por supuesto, espeleólogos, coinciden que las Cuevas de Talgua pudieron ser el punto de convergencia o eslabón perdido entre la Mesoamérica precolombina y el este del territorio que hoy ocupa América Central.
Además, otras fuentes refieren que podrían ser el portal a un mundo intraterreno, como la cueva de Los Tayos (Ecuador) o la mítica Shambala, capital del reino de Agartha, en el desierto de Gobi (Asia), del cual se ocupó la famosa escritora ocultista Helena Blavatsky.
Profesionales e investigadores de diversas disciplinas científicas y turistas disfrutan de una extraordinaria visita a las Cuevas de Talgua.
“CRÁNEOS BRILLANTES”
También se les conoce como “las cuevas de las calaveras brillantes” o de “cráneos brillantes”, ya quedesdelas paredes, entre la oscuridad, sobresalen y el brillo es de los minerales que cristalizaron los isótopos de las osamentas y es una gran cantidad de diferentes tipos de luces que se conjugan con la sensación de vacío espacial en el silencio de la gran oquedad.
Se han hallado gran cantidad de esqueletos y cráneos dentro de la cámara ritual.
Reyes describió que “por las Cuevas de Talgua está la cueva viva pluvial porque tiene agua, hay otras que en un tiempo tuvieron agua, también están las cuevas verticales que se forman de abajo hacia arriba”. El río recorre cinco kilómetros de forma subterránea y tres por la cueva, se informó.
“Todas tienen osamentas humanas o que fueron usadas para cementerios, se hacen comparaciones o vínculos que tuvieron estas culturas, específicamente en Olancho, han trabajo arqueólogos, antropólogos, geólogos, biólogos y espeleólogos”, precisó el espeleólogo hondureño.
En las paredes y en rocas de las Cuevas de Talgua también se han encontrado vestigios de pintura rupestre.
Lo fascinante de las cuevas y la cámara ritual es que guardan los cuerpos petrificados de reyes. Muy cerca se ubican el aeródromo de El Aguacate y el Centro de Investigación de Ciudad Blanca, donde prosigue el trabajo de investigación de los arqueólogos y hay mucho por descubrir todavía, ilustró.
“Los especialistas buscan científicamente a qué civilizaciones pertenecen las osamentas, lo bueno es que nacionales y extranjeros pueden visitar tanto las legendarias Cuevas de Talgua como el Centro de Investigación de Ciudad Blanca”, destacó Reyes.
Vasijas halladas en las Cuevas de Talgua se exhiben junto a otras piezas de la “Ciudad del Rey Mono”, en el Centro de Investigación de Ciudad Blanca.