Nueva York presiona a Biden para suprimir el tapón de permisos de trabajo para inmigrantes
La ciudad y el estado de Nueva York presionan cada vez con más insistencia al Gobierno federal para que agilice la concesión de permisos de trabajo y que los más de 100.000 inmigrantes llegados en quince meses salgan así de una lógica asistencial que les cuesta millones de dólares.
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La gobernadora del estado, Kathy Hochul, se reunió el miércoles en Washington con altos cargos del gobierno de Joe Biden con este único punto en el orden del día.
Al término dijo en un comunicado que la conversación había sido «franca y productiva», al haber concluido con un avance: la promesa del Gobierno federal de proporcionar personal, datos y recursos para «identificar a los miles de individuos capacitados, pero que aún no han pedido el permiso de trabajo».
«Es un paso crítico, pero no se equivoquen: no es suficiente para encarar decididamente esta crisis ni dar el apoyo que los neoyorquinos desean y merecen», puntualizó, y prometió seguir batallando por reformas migratorias que permitan expedir con rapidez el mayor número posible de permisos.
La Casa Blanca emitió su propio comunicado en el que prometió que septiembre, que comienza mañana, será «el mes de la acción» para ayudar a aquellos que aún no solicitan el permiso de trabajo «y responder así a las necesidades laborales de Nueva York».
Con esa frase, la Casa Blanca recoge el guante lanzado por un centenar de grandes empresarios neoyorquinos, que el pasado martes urgieron al gobierno y las cámaras legislativas a agilizar los permisos migratorios, no sólo por razones humanitarias, sino porque «hay escasez de trabajadores en muchas industrias de país (y) los empleadores están dispuestos a ofrecer trabajo».
Efectivamente, gran parte del bloqueo administrativo en los permisos de trabajo obedece a dinámicas legislativas que sólo pueden ser cambiadas con reformas legales que pasarían por el Congreso y el Senado, pero esa reforma se antoja difícil al ser la emigración uno de los campos de batalla que enfrenta a demócratas y republicanos.
Además, la cercanía del año electoral en sólo unos meses hace que incluso los demócratas estén evitando implicarse en una reforma migratoria que en Estados Unidos, como en el resto del mundo, difícilmente suma votos.
PRIMERAS PROTESTAS VECINALES
De hecho, han comenzado a surgir las primeras protestas en distintos puntos de Nueva York en los que los vecinos se quejan de la llegada de inmigrantes que son alojados en escuelas vacías, gimnasios o albergues montados con enormes carpas con cientos de camas y comedores colectivos.
Hoy, por ejemplo, en una manifestación convocada por el Ayuntamiento en reclamo de los controvertidos permisos de trabajo, encabezada por el alcalde, Eric Adams, un pequeño grupo contrario a la inmigración le interrumpió con mensajes como «Cierren las fronteras» o «Están agotando los recursos de la ciudad», hasta que fueron desalojados por la policía.
El alcalde volvió a repetir la idea que viene subrayando casi a diario desde hace meses: «Déjenlos trabajar y participar en el sueño americano».
«Hacemos un llamado a nuestros líderes nacionales: no le hagan esto a Nueva York», dijo además el alcalde, y para apoyar su reiterado reclamo de ayuda del Gobierno federal acudieron funcionarios locales, legisladores estatales, líderes sindicales y del mundo empresarial, así como activistas.
Pero también se escuchó la voz de los inmigrantes recién llegados: «Estoy aquí para trabajar para ayudar a mi familia y contribuir a la economía del país -dijo el colombiano Deymer-. Vinimos por la selva, es duro arriesgar nuestras vidas, pasar hambre, caminar kilómetro tras kilómetro, recibir humillaciones, pero nos vemos en la obligación de salir de nuestro país».
«Necesitamos que nos escuchen, necesitamos trabajar, necesitamos permisos de trabajo», insistió el colombiano.
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En varias ocasiones el comisionado de la Oficina de Asuntos de Inmigrantes, Manuel Castro, -un emigrante mexicano a quien el alcalde puso hoy como un ejemplo de éxito- preguntó a los presentes: «¿Qué queremos? y el público contestó: «Permisos de trabajo ya». (lavanguardia)