Este viernes, las autoridades locales informaron que al menos 21 personas perdieron la vida al naufragar una embarcación con inmigrantes irregulares a bordo frente a la costa mediterránea de Turquía, al suroeste de Estambul.

Los equipos de rescate se movilizaron esta mañana en busca de supervivientes y lamentablemente recuperaron 21 cadáveres hasta el momento. Entre las víctimas se encuentran cinco niños. Sin embargo, también hubo un rayo de esperanza, ya que cuatro personas fueron encontradas con vida.

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El gobernador de la provincia de Çanakkale, Ilhami Aktas, reportó que dos supervivientes fueron rescatados por la guardia costera turca, mientras que otros dos lograron salvarse nadando hasta la costa, en la península de Galípoli, según la agencia de noticias oficial turca Anadolu.

La tragedia ocurrió cerca de la isla turca de Gökçeada, y la próxima costa griega se encuentra en la isla de Samotracia, a unos 45 kilómetros de distancia. Esta distancia es inusual para las lanchas neumáticas utilizadas por los migrantes que parten de las playas turcas en busca de territorio de la Unión Europea.

Las labores de búsqueda y rescate continúan con la ayuda de un avión, dos helicópteros, un dron y nueve embarcaciones de la guardia costera, así como otras nueve de diversas instituciones, según precisó Aktas.

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A pesar de los esfuerzos, las declaraciones iniciales de los cuatro supervivientes han sido contradictorias, y aún no se ha podido determinar con certeza cuántos migrantes viajaban a bordo de la lancha naufragada.

Es importante destacar que la mayoría de los migrantes que intentan alcanzar las islas griegas desde Turquía suelen embarcarse frente a las islas de Lesbos, Quíos, Samos y Cos, ubicadas más al sur, donde la distancia por mar no supera una decena de kilómetros. Esta tragedia nos recuerda la urgente necesidad de abordar las condiciones precarias y peligrosas en las que muchos migrantes buscan una vida mejor.