Arrastrada al socialismo también en Chile; gana José Antonio Kast
Chile vivió este domingo una jornada histórica al elegir como presidente al ultraderechista José Antonio Kast, quien se impuso por amplio margen frente a la candidata comunista moderada Jeannette Jara.
Con este resultado, el país marca un giro político hacia la derecha más dura, en un contexto de fuerte polarización y descontento social.
Al igual que Honduras, el pueblo repudió al socialismo y apostó pro la derecha.
De acuerdo con los datos preliminares del Consejo Nacional Electoral (CNE), Kast obtuvo una ventaja significativa sobre Jara, consolidando su tercera candidatura presidencial y logrando finalmente acceder al poder.
El abogado de 59 años, padre de nueve hijos y fundador del Partido Republicano, se convierte en el primer líder de la ultraderecha en llegar a La Moneda desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet hace 35 años
Kast basó su discurso en la seguridad y el orden, prometiendo deportar a cientos de miles de migrantes sin papeles, endurecer las penas contra el crimen organizado y recuperar lo que denomina “el milagro económico chileno”.
Su victoria refleja el peso de la preocupación ciudadana por la delincuencia y la violencia, que según encuestas recientes es el principal problema para más del 60% de los chilenos.
Reacciones y contexto
La derrota de Jara, exministra de Trabajo y defensora de un modelo social más inclusivo, representa un revés para la izquierda chilena, que buscaba ampliar beneficios sociales y fortalecer el sistema de pensiones.
El resultado electoral ocurre en medio de un clima de frustración por el fracaso de las reformas impulsadas por el gobierno de Gabriel Boric, especialmente el intento de reemplazar la Constitución heredada de la dictadura.
Aunque Kast celebró su victoria como un mandato claro, analistas advierten que su triunfo se debe más al rechazo hacia la izquierda que a un apoyo pleno a su ideario ultraconservador.
Chile inicia así un nuevo ciclo político marcado por la incertidumbre, con un presidente que promete cambios radicales en seguridad y economía, pero que enfrenta el desafío de gobernar un país profundamente dividido.
