La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, y su esposo, el expresidente y actual asesor presidencial Manuel Zelaya, serán representados en monigotes que serán quemados este 31 de diciembre, como parte de la tradición del Año Viejo. Esta práctica, que combina simbolismo y crítica social, busca expresar el descontento popular hacia figuras públicas.

El artesano Luis Lagos, encargado de la elaboración de los monigotes, explicó que esta representación es una forma de manifestar pacíficamente las inquietudes del pueblo. «Con respeto, decidimos incluir a la pareja presidencial para expresar el malestar sobre su gestión. Es un llamado a la reflexión y al cambio en favor del pueblo», comentó desde su taller en el sur de Tegucigalpa.

Un mensaje de cambio y esperanza

La figura de la presidenta estará acompañada de un caballo blanco, símbolo asociado a Zelaya desde su presidencia y destitución en 2009. Según Lagos, la elección de los personajes responde a las opiniones e inquietudes de los ciudadanos que visitan su taller.

Los monigotes, tradicionalmente rellenados con explosivos, este año no incluirán petardos debido a la prohibición municipal vigente para las fiestas de fin de año.

«Queremos transmitir un mensaje positivo. El país enfrenta altos niveles de inflación, aumento en el costo de la canasta básica y falta de oportunidades. Esperamos que el 2025 traiga un cambio real», agregó Lagos.

Una tradición que trasciende gobiernos

La quema de monigotes es una tradición hondureña que ha incluido a otros expresidentes, como Juan Orlando Hernández y Porfirio Lobo, como parte de la crítica social. En 2022, al inicio del mandato de Castro, la pareja presidencial ya fue representada en esta práctica.

A dos años de aquel evento, el mensaje se mantiene: un llamado a los gobernantes a escuchar las necesidades del pueblo y tomar acciones concretas en beneficio de los hondureños. «Si quieren seguir en el poder, deben escuchar al pueblo», concluyó el artesano.