El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó este lunes que tiene intención de declarar el estado de emergencia nacional una vez asuma el cargo el próximo 20 de enero, con el objetivo de llevar a cabo una deportación masiva de migrantes utilizando recursos militares.

La declaración surge a partir de un mensaje en la plataforma Truth Social, donde Tom Fitton, director de la organización conservadora Judicial Watch, anunció que la administración entrante de Trump está lista para implementar esta medida. El magnate respondió al mensaje con un contundente «¡Es verdad!»

Trump ha señalado previamente que podría recurrir tanto a la Guardia Nacional como a las tropas federales para ejecutar las deportaciones, calificando la migración irregular como una «invasión». Además, nombró a Tom Homan, exdirector de ICE conocido por su enfoque severo, como «zar de la frontera», y designó a Kristi Noem y Mike Waltz para liderar políticas migratorias y de seguridad.

Organizaciones de derechos humanos han expresado alarma por la posibilidad de que estas políticas afecten a más de 11 millones de migrantes en situación irregular, recordando los efectos devastadores de políticas similares durante su primer mandato, como la separación de miles de familias migrantes.

Por otro lado, economistas advierten que una expulsión masiva podría afectar severamente la economía estadounidense, que enfrenta escasez de mano de obra en sectores clave.

Desde su victoria en las elecciones del 5 de noviembre, Trump ha reforzado su discurso migratorio con un enfoque polarizador, acusando a los migrantes de ser una amenaza para el país. Sus polémicas declaraciones y decisiones han generado divisiones en el panorama político y social de Estados Unidos.