El canal de Panamá, el hub estratégico de China
Por el Canal de Panamá pasa cerca del 6 por ciento del comercio global y el 57,5 por ciento de la carga que se transporta en buques contenedores de Asia a la costa este de los Estados Unidos. Hoy, esta importante obra de infraestructura es centro de alta preocupación en sectores políticos, económicos y académicos dada la creciente presencia de la República Popular de China (RPC).
“China ha convertido a Panamá en centro de concentración geográfica y comercial o hub estratégico para su avance político, comercial y militar en la región”, dijo a Diálogo Euclides Tapia, profesor titular de la Escuela de Relaciones Internaciones de la Universidad de Panamá.
Las relaciones chino-panameñas en el ámbito comercial son de vieja data, sin embargo, solo a partir de 2017, cuando ambas naciones estrecharon lazos diplomáticos, la influencia e injerencia del país asiático se hizo notar. “No me equivoco en afirmar que desde que Panamá rompió relaciones con Taiwán para establecerlas con China la independencia del país quedó sumamente comprometida”, dijo Tapia.
Desde comienzos de siglo, la RPC se ha infiltrado en Latinomérica ; superando barreras físicas y culturales es ya hoy, el segundo socio comercial de la región. Según el Foro Económico Mundial, en tan sólo dos décadas, sus relaciones bilaterales se multiplicaron por 26, pasando de USD 12 000 millones en el 2000, a USD 315 000 millones en el 2020.
Ascenso que expertos aseguran es el resultado de inversiones de toda índole, que han permitido a Pekín estrechar lazos diplomáticos y comerciales, y promover sus objetivos estratégicos. “Pekín invierte significativamente en donaciones e iniciativas para cotejar, influenciar y reclutar potenciales socios. Esto incluye centros culturales, becas académicas e invitaciones a personas influyentes”, comentó Evan Ellis, profesor investigador de estudios latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de los EE. UU., en entrevista con Diálogo.
Ejemplo de ello, son las más de 300 reuniones con representantes de 74 partidos en 26 países de Latinoamérica, que entre el 2002 y 2017, celebró la División de Enlace Internacional del Partido Comunista Chino (ILD), y, los 44 Centros Confucio hoy presentes en la región.
Inversiones en poder blando que se suman a otra más evidente, la del capital. Según el centro de pensamiento Diálogo Interamericano entre el 2003 y 2022 China invirtió USD 187 500 millones en Latinoamérica y el Caribe.
Un receptor importante de estas inversiones ha sido Panamá, pequeño, pero estratégico país por su privilegiada posición geográfica y su dinámico crecimiento económico en la región. Según Índice de China, una plataforma presentada en 2022 por la entidad de sociedad civil Doublethink Lab, y que mide el grado de influencia e incidencia de la RPC a nivel mundial, Panamá es el segundo país después de Perú que soporta la mayor influencia china en Latinoamérica. “Es impresionante como China ha ido tejiendo una red de influencias con múltiples familias y políticos panameños que lo llevan hoy a tener una posición dominante y preocupante en un país estratégico para el comercio mundial”, dijo Ellis.
Cerca de 40 empresas chinas están ya presentes en Panamá en sectores tan diversos como la minería, finanzas, logística y telecomunicaciones. La mitad de ellas, como la multinacional de tecnología china Huawei, han abierto centros de distribución en la Zona Libre de Colón acogiéndose a la ley de régimen especial.
Pero lo más importante es la presencia que ha alcanzado en el Canal de Panamá. China controla dos de los cinco puertos aledaños al canal, Balboa en el Pacífico, y Cristóbal en el Caribe, y se prepara para la construcción del cuarto puente sobre el canal.
Inquieta particularmente, que Pekín pueda usar sus proyectos para monitorear la actividad en el canal, recopilando información que podría tener implicaciones para la seguridad del continente. “Estamos hablando de empresas que tienen nexos con el Ejército Popular de Liberación de China (EPL). En un eventual conflicto, Pekín podría cerrar el Canal de Panamá si así lo quisiera”, alertó Ellis.
El libreto de un “romance” diplomático
En octubre de 2017 aterrizó en la Ciudad de Panamá Wei Qiangi, primer embajador de la RPC en Panamá. “El hecho de que China enviara a uno de sus embajadores más talentosos a Panamá con un perfecto español, ilustró su reconocimiento de la importancia estratégica del país”, comentó Ellis.
Un año atrás, el barco Andronikos de la naviera china COSCO Shipping hacía su entrada monumental inaugurando la ampliación del Canal de Panamá. Aunque tal honor se debió a una selección por sorteo, habría quedado como imagen de referencia del importante comienzo para la estrategia que Pekín venía cocinando. “A nivel geopolítico marcó un hito porque nuestro socio tradicional había sido y sigue siendo los Estados Unidos, de repente China llega y marca su entrada; las cosas empezaron a cambiar”, comentó en entrevista con Diálogo, Eddie Tapiero, economista panameño experto en relaciones chino-panameñas y asesor presidencial.
También en ese mismo año, el consorcio chino Landbridge, adquirió el control del puerto de la Isla de Margarita por un valor de USD 1000 millones, ubicado en la Zona Libre de Colón, la zona de libre comercio más grande del hemisferio occidental. El acuerdo estableció la construcción del Puerto de Contenedores Panamá-Colón (PCCP), cuya obra inició el 7 de junio de 2017, justo una semana antes del sorpresivo giro diplomático de Panamá con su anuncio de reconocer a la RPC, acogiéndose a la doctrina de una sola China. “Nadie lo vio venir, fue algo que se pactó de manera secreta, sin generar mucho ruido, por eso cuando se hace oficial China ya está lista y es capaz de moverse de manera rápida en los principales sectores de la economía panameña”, comentó Tapia.
A los cinco meses, Panamá se convirtió en el primer país latinoamericano en unirse a la iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), el más ambicioso proyecto de política exterior de Xi Jinping, y con ello a 19 memorandos de entendimiento no públicos que firmó con la RPC. Según la ministra a cargo de la oficina del Consejo de Estado para Asuntos de Ultramar de China, Qiu Yuanping, los acuerdos con Panamá constituyeron el logro diplomático más importante para China durante el 2017.
Rápidamente empresas chinas empezaron a ganar licitaciones para diversas y numerosas concesiones de infraestructura estratégica. Entre ellas, un tren de alta velocidad por valor de USD 4000 millones para unir a la Ciudad de Panamá con David, una central eléctrica a gas natural de USD 1000 millones, una terminal de cruceros en la calzada de Amador, un nuevo edificio para la Embajada de China a orillas del Canal, un centro de convenciones y la construcción del cuarto puente sobre el Canal de Panamá, por un valor de USD 1400 millones, lo que el presidente Juan Carlos Varela llamó en su momento “el quinto más importante proyecto de infraestructura en toda la historia de Panamá”
Las telecomunicaciones también fortalecieron su presencia. La empresa de tecnología china Huawei, vetada por diversos países señalando riesgo de espionaje por parte del Gobierno chino, convirtió la Zona Franca de Colón, en un hub para la distribución de sus productos. “Hemos decidido instalarnos en Panamá no solo por su posición geográfica, sino también por su regulación y su flexibilidad”, dijo a EFE el vicepresidente de Huawei para Latinoamérica, Jonathan Zhang, en la inauguración del centro. Así mismo el presidente Varela anunció que la apertura de este centro consolidaba a Panamá como el “brazo comercial” de China en Latinoamérica.
A lo comercial se sumó lo académico y cultural. En junio de 2018 abrió puertas el primer Instituto Confucio de China en Panamá, una de las instituciones públicas más influyentes del país, para promover la enseñanza de la cultura y la lengua china. “Está ha sido una de las estrategias de penetración más importantes, pero a la vez más descuidadas. Puedo decir con certeza que en Panamá ha alcanzado una avanzada impresionante a través de la cual buscan condicionar la mente de los panameños de que ellos son el poder mundial y aquí no hay nada que no se pueda hacer sin ellos”, comentó Tapia.
Desplome diplomático de un “noviazgo arreglado”
Pero el “romance” diplomático que vivió China con Panamá durante los primeros años no tardó en desplomarse. Con el cambio de gobierno varios proyectos han sido suspendidos por desacuerdos en términos financieros establecidos, sobrecostos pactados e irregularidades en la adjudicación de los contratos que han empezado a salir a la luz pública.
Ejemplo de ello es la revocación de uno de los proyectos más estratégicos del país asiático, el PCCP en la Isla Margarita de Colón. El proyecto que prometía ser la terminal de contenedores más moderna del país incumplió numerosos términos contractuales, incluida la inversión de aproximadamente una quinta parte de lo pactado, así como emplear mucha menos mano de obra local de la prometida, según auditoría de la Contraloría General de la República de Panamá. Adicionalmente, el controlador de Shanghai Gorgeous Group, empresa socia del proyecto, fue arrestado en Shanghái por cargos de préstamos fraudulentos, lo que contribuyó aún más a la suspensión de la obra. A lo que se sumó el amparo en contra del proyecto por parte de la Corte Suprema de Justicia que dejó sin efecto el Estudio de Impacto Ambiental tras denunciarse afectaciones a los arrecifes coralinos y manglares de la zona.
La propuesta del tren bala, proyecto emblemático del BRI también fue eliminada. “Esta fue una de las primeras víctimas, nunca tuvo sentido. Panamá no necesita un ferrocarril rápido de pasajeros hasta David, es una zona muy bien conectada además de los altos costos que implicaba el proyecto y el retorno a largo plazo de la inversión”, comentó Ellis.
Para Tapia, se trataba de un intento de atrapar a Panamá a lo que analistas han llamado la trampa de la deuda. “La estrategia es la misma que con éxito han practicado en otros países donde los endeudan hasta someterlos a pagar con activos como el caso de Sri Lanka que se vio obligado a arrendarle el puerto a China por 99 años, no me cabe la menor duda de que estaban intentando hacer lo mismo con el Canal”, alertó Tapia.
Se cayó también la propuesta para construir la embajada de China a puertas del Canal. La sociedad panameña expresó su descontento denunciado que construir allí la embajada era una ofensa para el país, informó el diario panameño La Estrella de Panamá. “Ubicar su sede diplomática y en consecuencia su emblema nacional en la entrada del Canal era algo a lo que ningún otro país se había atrevido antes”, comentó Ellis.
Y entre tantos retrocesos se perdió la posibilidad de un tratado de libre comercio. A pesar de que los países habían avanzado hasta la quinta ronda de negociaciones, las conversaciones quedaron suspendidas y hasta entonces no se han reanudado.
Tira y afloje
Si bien, la cartera de China es hoy más modesta que hace unos años, “los reveses de China no deben invitar a la complacencia”, advirtió Ellis quien asegura que China continua “invirtiendo un esfuerzo significativo y está logrando un progreso importante, aunque desigual en la creación de influencia, así como en la posición comercial”.
Con el tiempo, proyectos suspendidos se han reanudado.
Es el caso de las obras del cuarto puente del Canal de Panamá. El pasado 26 de febrero el ministro de Obras Públicas, Rafael Sabonge, anunció que, en marzo se retomará la construcción. Dicho proyecto se había suspendido tras hallarse irregularidades en la adjudicación del contrato, según lo confirmó la comisión de la Asamblea Nacional Panameña.
Por su parte, en marzo de 2021 se anunció la prórroga del contrato de arrendamiento por 25 años más a la empresa hongkonesa Hutchison Whampoa para que continúe operando y administrando los puertos de Balboa y Colón, uno a cada lado del canal. Decisión que recibió varias críticas considerando era la oportunidad de Panamá para ampliar las condiciones sobre dicho contrato. “Está ha sido una de las decisiones más controvertidas y a la vez la mayor muestra de influencia de China sobre Panamá”, dijo Ellis.
De lo que no se habla: espionaje en la mayor minera de Centroamérica
El 23 de octubre de 2023 los panameños paralizaron la nación ante lo que se considera la mayor protesta de los últimos 30 años. El motivo, rechazar el contrato que el Parlamento de Panamá aprobó días antes entre el Estado y Minera Panamá, una subsidiaria de la minera First Quantum Minerals (FQM), para la explotación de Cobre Panamá, la mina de cobre a cielo abierto más grande de Centroamérica. El proyecto, ubicado en la provincia de Colón, en el Caribe panameño, cuenta con una estructura portuaria el puerto de Punta Rincón, desde agosto de 2015.
La controversia en torno a este contrato viene de antaño, cuando en 2021 entró en vigor un fallo de la Corte Suprema de Justicia que declaraba inconstitucional el contrato anterior, adjudicado en 1997 por no haberse sometido a licitación pública ni a estudios de impacto ambiental. Sin embargo, se prorrogó el contrato por 20 años más y con la posibilidad de extenderlo a otros 20.
Detrás de los intereses de este contrato esta Pekín. First Quantum se presenta como una empresa canadiense, no obstante, el mayor accionariado es el país asiático. La empresa estatal china Jiangxi Copper Co Ltd es dueña del 19.5 por ciento de Quantum, lo que la convierte en el mayor accionista de la minera, según datos revelados por la bolsa de valores NASDAQ. Sin embargo, fuentes cercanas a Diálogo aseguraron que el porcentaje de China en esta minera puede alcanzar hasta el 40 por ciento del accionariado. Y, por si fuera poco, el 60 por ciento del cobre que es extraído y exportado de la minera tiene como destino final la RPC.
Tras la renovación, decenas de sindicatos, ambientalistas, estudiantes y sociedad civil protestaron por el contrato en defensa del medio ambiente y en contra de la corrupción, argumentado que el nuevo contrato había cometido los mismos vicios que el acuerdo anterior y exigieron su inconstitucionalidad. Finalmente, el 28 de noviembre de 2023 la Corte Suprema de Justicia de Panamá declaró inconstitucional el proyecto.
Pero de lo que poco se habló asegura Tapiero, era la cláusula de seguridad impuesta en el nuevo contrato. “Exigían [los chinos] control total terrestre y aéreo de las 13 000 hectáreas, Panamá sólo tenía derecho a que seis panameños miembros del gobierno puedan monitorear las actividades; de resto, podían hacer lo que quisieran. Lo que llevó a miedos y especulaciones de que China podía llegar a tener un centro de investigación y una base de submarinos para el espionaje”.
¿Opacidad y estrategia militar china?
El avance de la RPC en el Canal de Panamá, inquieta por los riesgos que traen consigo las empresas e infraestructuras chinas a la soberanía y seguridad de Panamá.
Una de las grandes preocupaciones recae en la falta de transparencia dicen los expertos. “El nivel de cooperación que el Gobierno panameño puede obtener de Hutchison por ejemplo, no es el mismo que puede obtener de otras terminales portuarias”, comentó Ellis, quien añadió, “cuando tienes una transparencia limitada en el puerto que está siendo operado por China, cuando tienes una limitada transparencia en las bodegas que están siendo operadas por China, cuando tienes políticos que son reacios a enfrentarse a los chinos por sus propios intereses, ya estamos hablando de pérdida de soberanía”.
Preocupación que también expresa Tapiero, quien asegura hay falta de claridad sobre lo que ocurre dentro de los puertos bajo operación y administración china. “Ellos tienen el derecho a restringir cualquier entrada [a los puertos de Balboa y Colón] por lo tanto, ¿qué hacen dentro de ahí? No se sabe. Que si tienen una oficina donde tienen hackers, no lo sé, es una cláusula de seguridad que pusieron ellos y ahora toca cumplirla por 25 años más”.
La ley de seguridad de la RPC obliga a todas las empresas del país asiático a colaborar con los esfuerzos de inteligencia del gobierno. Por lo tanto, la falta de transparencia y la ubicación estratégica de las infraestructuras chinas permite a Pekín tener acceso a información invaluable sobre productos comerciales y rutas marítimas.
Información aún más valiosa si se tiene en cuenta que el puerto de Balboa en Panamá, se encuentra a tan solo 6 kilómetros de la Base Naval Noel Rodríguez. “Esto permite a China observar las rutas operativas, el personal, los requisitos y movimientos de otras fuerzas armadas”, dijo Ellis.
Cabe resaltar que dentro de la Asamblea Asesora del Canal de Panamá se encuentra como miembro el vicepresidente de la empresa COSCO Shipping. Si bien se trata de una representación como parte de la industria y segundo usuario del Canal, a través de esta silla, Pekín tiene mayor acceso a información privilegiada y sensible.
Diversas investigaciones han demostrado que detrás de estas infraestructuras civiles hay un sello de hegemonía militar. “Según la ley china, en una eventual movilización militar, todos los activos civiles deberán estar a disposición del EPL, eso por supuesto incluye todos los puertos que están bajo la administración de empresas chinas”, comentó Ellis.
“Panamá es un objetivo militar primario y por eso quieren el control”, comentó Tapia quien añadió “ya existen bases militares chinas en países como Argentina y Bolivia, aunque así no sean denominados, eso es lo que son los centros de investigación espacial que tienen ahí, y los puertos en Panamá tienen esa misma capacidad de ser convertibles, aparentemente son espacios civiles, pero podrían transformase en una unidad militar si así lo quisieran”.
Inquieta la habilidad de China para, en un eventual conflicto, cerrar el canal. “No sería por parte de Hutchison, sino por la comprensión de las operaciones que tiene Pekín. Han alcanzado un conocimiento enorme del sistema de esclusas para el control del agua y de las características físicas operativas del canal, y tienen un grupo masivo de personas que trabajan para ellos. Esto ejercería presión sobre otros lugares donde los chinos también están desarrollando una presencia como en el estrecho de Magallanes con el puerto de Ushuaia [en Argentina]”, alertó Ellis.
“Puente del mundo corazón del universo”
Los avances de la RPC en Panamá no pueden pasar desapercibidos en el resto del continente.
Si bien, los países son libres de tomar decisiones soberanas, Panamá como centro logístico del comercio global hace que sus decisiones tengan un mayor impacto en el mundo. De ahí la visionaria frase del libertador Simón Bolívar en 1824 al referirse a Panamá como puente del mundo, corazón del universo. “Todo lo que ocurra o deje de ocurrir en Panamá tiene un efecto replicador en la región y más allá”, señala Tapia.
Expertos y analistas consideran crucial mayor participación de los países occidentales en la economía panameña. “Conocemos los síntomas y vemos la enfermedad, pero para cambiar las cosas, necesitamos que más empresas apoyen la infraestructura panameña para tener alternativas más competitivas con la oferta china, o los riesgos seguirán aumentando”, señaló Tapiero.
Casos concretos son los proyectos que se avecinan para el nuevo sistema de gestión de agua del canal, que daría al operador acceso técnico al sistema para el monitoreo y control del sistema de agua en el canal, SCADA, y otras operaciones del canal. “La adjudicación del sistema a una empresa china, aún poco probable, otorgaría a Pekín una nueva y enorme palanca sobre el comercio global”, alertó Ellis, al advertir que el proyecto ha despertado el interés de al menos cinco empresas chinas.
Para Tapia esto hace parte de una estrategia que cuidadosamente ha venido trazando la RPC. “El objetivo primario de China es el control del Canal, ellos no están aquí por la belleza ni riqueza de este país, ellos están aquí porque Panamá se ha convertido en el hub de la región y quieren controlarlo”.
Expertos y analistas piden cautela a la hora de hacer negocios con la RPC.
“Las élites empresariales creen que con su comprensión y dominio de la política panameña desde hace mucho tiempo pueden controlar los riesgos de China y al mismo tiempo asegurar los beneficios, la triste realidad es que a menudo subestiman el poder que China tiene a través de medios legales para obtener lo que quieren y han dejado llegar a China más lejos de lo que nadie entiende”, advirtió Ellis.
“Mientras no exista una política exterior, fortalezcamos nuestras instituciones y enfrentemos la corrupción, Panamá no está preparada para seguir ampliando sus relaciones con China, porque, aunque no lo queramos somos el cordero negociando con el tigre”, concluyó Tapiero.(dialogo-americas.com)