La base china en la Patagonia argentina que inquieta a EE. UU.


De modo oficial, la Estación del Espacio Lejano operada por China en Argentina tiene como propósitos principales “apoyar actividades tales como la exploración interplanetaria, la observación astronómica, el seguimiento y control de satélites en órbita”. Sin embargo, la instalación causa preocupaciones tanto a lo interno como de seguridad en Estados Unidos.

A un costo de unos $50 millones, fue construida por la firma China Harbour Engineering Company Ltd. entre 2014 y 2017 cerca de la localidad de Bajada del Agrio, en la provincia de Neuquén, al noroeste, en un paraje desértico. Su base legal son convenios de cooperación firmados por la presidenta peronista Cristina Fernández. Estos siguieron al notable acercamiento entre los dos países con el gobierno de su fallecido marido, Néstor Kirchner.

El exmandatario logró hacer con China una “asociación estratégica” y buscaba obtener inversiones, financiamiento y más comercio.

Además, el acuerdo sobre la base se negoció en secreto cuando China vino al rescate de Argentina que había quedado fuera de los mercados crediticios internacionales por un incumplimiento de pago de $100 mil millones en bonos. Para entonces, ya China había desembolsado $10 mil millones en un acuerdo swap para mantener a flote el peso argentino.

Los dos acuerdos que permitieron la construcción del complejo fueron firmados en 2012 entre la Agencia Estatal China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), de un lado, y el otro fue firmado por el ente chino con la provincia de Neuquén.

Un pequeño pero poderoso detalle: la Agencia Estatal China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites (CLTC, siglas en inglés) es un organismo bajo control del Ejército Popular de Liberación, el ejército chino. Se supedita al Departamento General de Armamentos del EPL.

Un velo grueso de secretismo ha rodeado por años toda la actividad de la base, a donde las autoridades argentinas no pueden entrar sin el consentimiento chino, como si se tratase de una embajada. En la práctica, goza de extraterritorialidad y según medios argentinos, es “tan territorio chino como Pekín”. Es la única base de este tipo fuera de China, sólo hay otras dos, ambas ubicadas en el interior del gigante asiático. Es clave para el funcionamiento del ambicioso programa espacial de la potencia asiática.

Aspectos más polémicos

Aquí te compartimos algunos de los aspectos de la existencia y el funcionamiento que más señalamientos y críticas suscitan en Argentina:

—    El enclave chino tiene unas 200 hectáreas, fue cedido por 50 años (hasta 2067); la agencia que lo opera está eximida de pagar el IVA, los derechos aduaneros y los impuestos internos, entre otros, por el tiempo que dure la concesión. Esto abarca la adquisición y contratación de bienes, obras y servicios argentinos.

—    El personal chino no está sujeto a la jurisdicción legal argentina, sino a las leyes de la República Popular China. Los ingresos y salarios del personal son fijados según los estándares chinos y no paga los impuestos sobre la renta locales.

—  La parte china tiene el control total de las actividades; las autoridades de la CONAE argentina solo tienen el derecho a usar las instalaciones un 10 por ciento del tiempo por año (dos horas y cuarenta minutos por día), más en concreto la antena, para actividades de estudio de objetos lejanos del universo como púlsares y constelaciones.

“Colectivamente, estas cláusulas limitan significativamente los derechos soberanos y los posibles beneficios económicos de Argentina asociados a una estación espacial operada por un ejército extranjero que emplea tecnologías de un uso desconocido”, escribió el académico y consultor de relaciones internacionales australiano Erin Watson-Lynn, en un articulo para The Interpreter, un sitio web académico de The Lowy Institute, publicado en 2020.

“Son acuerdos como éste los que levantan escepticismo entre los críticos de la Iniciativa de la Franja y de la Ruta”, agregó.

La ex diputada provincial neuquina Beatriz Kreitman ha sido una crítica vocal de la base desde el inicio.

“Llegás hasta el alambrado pero no podés ingresar porque eso es territorio chino. En un país donde existen leyes de Acceso a la Información nos encontramos con una base que no sabemos qué actividad realiza”, dijo a Newsweek Argentina que en agosto pasado publicó un reportaje reproducido por el portal Infobae.

 “Me parece que es muy grave. Es grave la cesión de la tierra, la entrega de soberanía, que ni siquiera se les haya cobrado un solo impuesto y sobre todo que desconocemos absolutamente lo que pasa en la base. Hay muchas irregularidades”, agregó.

Importancia del punto para el programa espacial de Pekín

El objeto más importante de la base china de Neuquén es la enorme antena espacial de 35 metros de ancho, 48 metros de altura y que pesa unas 450 toneladas. Es el instrumento que permite la conexión con los satélites chinos.

“Para China la base satelital es muy importante. Es la única que está emplazada fuera de su país, y es clave para su ambicioso proyecto de llevar al primer humano al lado oscuro de la Luna en el 2040. La Estación ofrece un servicio de soporte a las misiones que lanza el Programa Chino de Exploración Lunar y el Programa Chino de Exploración del Sistema Solar. Desde que se instaló en Neuquén colaboró con el seguimiento de un vehículo espacial que llegó a Marte, otro que llegó a la Luna y de un satélite que se puso en órbita como antesala al desembarco en el lado oscuro”, explica el reportaje de Newsweek Argentina.

Las otras dos bases de este tipo del programa espacial están ubicadas en China. Para el correcto seguimiento de satélites y naves especiales lanzadas al espacio exterior, el sistema debe estar desplegado en tres puntos de la Tierra relativamente opuestos entre sí.

La base “preocupa” a la jefa del Comando Sur

La estación espacial es una instalación que claramente muestra la posibilidad de un uso dual, es decir, tanto para fines civiles como militares.

Estudios de seguridad occidentales afirman que la RPC ha desarrollado tecnologías avanzadas para alterar, interferir y destruir satélites. Una capacidad peligrosa en caso de un conflicto bélico.

Además de su utilidad declarada, la antena sirve para recabar todo tipo de información y puede perfectamente espiar comunicaciones militares o espaciales de otros estados.

“Una antena gigante es como una enorme aspiradora”, dijo Dean Cheng a The New York Times, en un artículo de 2018. Cheng trabajó como investigador en el Congreso estadounidense y ahora estudia la política de seguridad nacional de China. “Succiona señales, información, todo tipo de cosas”.

En 2016, el gobierno argentino de Mauricio Macri impuso una adenda al convenio donde expresamente se prohíbe el uso de la estación para fines militares. No obstante, las preocupaciones de Estados Unidos no han cesado.

En una comparecencia ante miembros del Congreso en marzo pasado, la jefa del Comando Sur norteamericano, la general Laura Richardson, definió por qué la base espacial china es un motivo de honda inquietud.

“A pesar de su postura pública contra la militarización del espacio, el Ejército Popular de Liberación chino (EPL) continúa invirtiendo y mejorando sus capacidades espaciales militares, incluida una estación espacial profunda en Argentina, lo que proporciona al EPL capacidades globales de seguimiento y vigilancia espacial. Estas capacidades espaciales podrían traducirse en capacidades militares globales que podrían apoyar el monitoreo, el seguimiento y la selección de objetivos de nuestras fuerzas y afectar los objetivos convencionales y nucleares, las operaciones tierra-aire-mar, las capacidades de ataque convencional de precisión y la defensa antimisiles”, declaró Richardson, citada por CNN En Español.

En una visita a Argentina en abril de 2024, la jefa del Comando Sur se refirió a por qué la base espacial china es un motivo de inquietud. El gobierno derechista y proestadounidense de Javier Milei tomó nota y reaccionó enviando una comisión oficial para inspeccionar la base.

Sin embargo, la delegación no observó actividades militares o de espionaje, según medios argentinos e internacionales. A principios de mayo de 2024, la entonces canciller Diana Mondino dijo en público que “son chinos, son todos son iguales”, lo cual creó una controversia y críticas a un supuesto tono racista de sus palabras, algo que ella negó.

“Son todos iguales los que participaron, son todos civiles. Estamos hablando de la visita a la estación espacial china en Neuquén, que fue hace pocos días y destaqué la naturaleza civil del personal, que no había uniformes. Los argentinos también eran todos iguales, ninguno estaba uniformado”, sostuvo la hoy excanciller para la radio.

En noviembre pasado, una periodista del diario La Nación pudo visitar las instalaciones. Tuvo acceso a áreas de trabajo y a la bóveda desde que se opera la antena. Escribió que hay siete científicos chinos, que todos ellos en ese momento era de la ciuda de Xi´an y que los equipos son rotados tras periodos que van de seis meses a un año.

Como sea, aún resuenan desde Washington las palabras de la general Richardson expresadas en una visita a Argentina sobre la base de Neuquén: “Obviamente, eso es una gran preocupación para mí como militar. Y luego la capacidad de lo que esa estación hace y hace por China, contra aliados y socios”.(laprensa.ni.com)

(Con informaciones de Newsweek Argentina, Infobae, The New York Times, La Nación, The Interpreter).


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