El asesor presidencial para asuntos económicos, Bayardo Arce Castaño, una de las figuras históricas más influyentes del sandinismo, permanece bajo cerco policial, luego de que su casa y oficina en Managua fueran allanadas por agentes de la Policía Orteguista, según filtraron fuentes vinculadas al Frente Sandinista.

Desde el fin de semana, la Policía tomó control de la seguridad de su casa así como de la de sus oficinas en Bolonia, estableciendo un fuerte dispositivo de seguridad. Hasta el momento, la información es extraoficial, pero fuentes internas del partido sostienen que la orden responde a una decisión directa de Rosario Murillo, con el aval del dictador Daniel Ortega.

El operativo sigue el mismo patrón represivo que el régimen ejecutó contra Humberto Ortega, exjefe del Ejército y hermano de Daniel Ortega quien falleció en prisión política el 30 de septiembre de 2024, tras ser «condenado» a casa por cárcel luego de un allanamiento.

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«Esto es parte de un plan que lo vienen ejecutando desde hace años, Cuando intervinieron la Corte Suprema de Justicia Y no solamente sacaron a Alba Luz  Ramos, que era leal a Ortega, sino que también le quitan poder a Bayardo (Arce) y a Lenín Cerna. Y comienza a caminar en un sentido en que el entorno inmediato de Ortega durante tantos años entendiera que había una sucesión que la nueva jefa era Rosario y el darle golpes a Bayardo y (Álvaro) Baltodano implica lo que se conoce como un golpe de autoridad», explica otra fuente.

El general en retiro Álvaro Baltodano fue apresado y condenado por traición a la patria. Según la fuente aunque Baltodano y Arce «estaban en bandos contrarios dentro del propio Frente Sandinista» el proceso interno que impulsa Murillo apunta a desmantelar «todo lo que estaba al derredor de Ortega».

Con esta acción, Murillo manda un mensaje al resto de los sandinistas «históricos» de que «hay nuevo jefe y que tienen que obedecerle».

De asesor presidencial a purgado del régimen

Durante décadas, Bayardo Arce fue una de las voces económicas más influyentes dentro del FSLN. Como asesor presidencial desde 2007, sirvió de puente entre el gobierno y el gran capital hasta la ruptura del modelo de diálogo tras las protestas de abril de 2018. De hecho, ese año, tras los primeros días de represión a las manifestaciones ciudadanas, Arce cometió un desliz político que le estaría pasando factura, al afirmar en televisión internacional que Daniel Ortega se había equivocado al impulsar la reforma al Seguro Social sin conceso que detonó el estallido social.

–¿Se equivoca el presidente al anunciar este decreto para reformar el Instituto de Seguridad Social?, preguntó la periodista Patricia Janiot de la cadena Univisión al otrora comandante.

«Pues sí. Yo creo que se equivocó. Creo que la presión financiera de la Seguridad Social, la urgencia de darle respuesta al riesgo de una iliquidez que impidiera pagarle a la gente las pensiones lo llevó a no esperar plazos que pedía el sector empresarial para analizar la propuesta y presentar alternativas desde el punto de vista de ellos.  Y eso se tradujo en que la política de consenso que hemos tenido en los últimos diez años y que ha permitido que el país vaya saliendo poco a poco adelante, se viera rota», respondió.

En los años siguientes influencia pública de Arce fue en picada, pero Ortega lo mantuvo en el cargo formal y preservó una red empresarial propia, en especial a través de Agricorp, una empresa agroindustrial de gran tamaño.

En los últimos meses, sus negocios enfrentaron presiones crecientes por parte de instituciones estatales, en particular la Dirección General de Ingresos (DGI), en lo que analistas consideran una estrategia de “asfixia económica” usada por el régimen contra figuras en proceso de marginación interna.

La caída de Arce ocurre en medio de un proceso de depuración interna que ha alcanzado a magistrados, jueces, generales retirados, diplomáticos, alcaldes y asesores. Desde 2024, Rosario Murillo ha impulsado una reorganización profunda del aparato estatal, removiendo a cientos de funcionarios considerados “poco confiables” o con vínculos con antiguos círculos de poder.

En el caso de Arce, su salida se da tras haber sobrevivido a una reducción drástica del equipo de asesores presidenciales ocurrida en agosto del año pasado, aunque desde hace tiempo permanecía relegado del círculo de poder. En aquel momento, de cerca de 30 asesores, solo 16 fueron retenidos. Él fue uno de ellos, pero la protección parece mantenía por su vínculo con Ortega parece haberse extinguido.

Su purga refuerza la percepción de que el poder está cada vez más concentrado en un núcleo reducido bajo control directo de la pareja presidencial.

Arce fue sancionado por la Unión Europea y Canadá por su participación en la consolidación del régimen autoritario, la represión de opositores y la ruptura del orden democrático en Nicaragua.