EE. UU. despliega portaaviones para enfrentar el “narcoterrorismo” el Caribe


Washington / Caracas / Bogotá — 24 de octubre de 2025. — El Gobierno de Estados Unidos anunció este viernes el envío del portaaviones USS Gerald R. Ford acompañado de su grupo de ataque para operaciones dirigidas a “contrarrestar el narcoterrorismo” en aguas del Caribe y el Pacífico latinoamericano, una decisión que intensifica la presencia militar estadounidense en la región y provoca alarma entre gobiernos vecinos.

Según el Departamento de Defensa, la maniobra forma parte de la directiva presidencial para desmantelar las Organizaciones Criminales Transnacionales (TCOs) y golpear las rutas de narcotráfico. El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, señaló en redes sociales que el despliegue apoya esa estrategia.

La operación se suma a una campaña que desde septiembre incluye ataques selectivos contra embarcaciones sospechosas: el secretario de Defensa, Pete Hegseth, informó horas antes del movimiento del portaaviones sobre otro ataque nocturno contra una narcolancha, atribuido por las autoridades estadounidenses al cártel Tren de Aragua. Hegseth aseguró que la acción se realizó en “aguas internacionales” y difundió imágenes del ataque.

Fuentes oficiales indican que, desde el inicio de esta ofensiva sin precedentes el 2 de septiembre, al menos 43 personas han perdido la vida en interceptaciones y bombardeos a embarcaciones vinculadas al tráfico de drogas en el Caribe y el Pacífico. Las autoridades estadounidenses afirman que la medida busca cortar el flujo de estupefacientes hacia Estados Unidos y eliminar estructuras criminales que consideran equivalentes a grupos terroristas.

Sanciones y reacciones diplomáticas
La escalada militar llega acompañada de sanciones financieras: la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) anunció sanciones contra el presidente colombiano Gustavo Petro y su ministro del Interior, Armando Benedetti, lo que desató una fuerte reacción en Bogotá. Petro calificó las medidas como un ataque político y denunció “ejecuciones extrajudiciales” en el marco de la campaña antidrogas; Benedetti respondió con una frase tajante en redes: “Gringos, váyanse a casa”.

En la región, los anuncios han generado inquietud. Venezuela movilizó tropas y milicias por la posibilidad de operaciones en su litoral; el gobierno de Nicolás Maduro advirtió contra cualquier intento de intervención extranjera que, en su opinión, podría desestabilizar el continente. Por su parte, el asesor del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, Celso Amorim, alertó que una intervención externa corre el riesgo de “encender” Sudamérica.

Trinidad y Tobago confirmó ejercicios conjuntos con Estados Unidos frente a las costas venezolanas —actividad en la que participó el destructor USS Gravely— y ofreció respaldo a la cooperación militar en la zona, según comunicados oficiales.

Decreto presidencial y escalada legal
La Casa Blanca ya declaró a varios cárteles como “organizaciones terroristas”, lo que, según las autoridades, habilita herramientas usadas en la lucha antiterrorista para atacar redes de narcotráfico. El propio presidente Donald Trump ha defendido el uso “de todo el potencial militar” para cortar las rutas de drogas y ha planteado la posibilidad de acciones en tierra, sin detallar objetivos ni alcance.

En Estados Unidos, legisladores demócratas reclamaron explicaciones y pidieron que el Pentágono y la Casa Blanca informen al Congreso sobre la legalidad y la estrategia de las operaciones. La Constitución y la legislación estadounidense requieren, en determinados escenarios, la autorización legislativa para acciones militares de cierta envergadura, por lo que la iniciativa podría derivar en audiencias y revisiones parlamentarias.

Un riesgo de mayor confrontación
Analistas advierten que la combinación de operaciones letales en alta mar, sanciones contra autoridades de gobiernos aliados y ejercicios militares junto a países caribeños puede profundizar la polarización regional y abrir frentes diplomáticos peligrosos. Mientras Washington insiste en que actúa contra “narcoterroristas” y en defensa propia, varios gobiernos latinoamericanos reclaman mayor coordinación y garantías de respeto a la soberanía.

El Pentágono informó que hoy comenzarán reuniones de coordinación con aliados en la región y que ofrecerá un informe detallado al Congreso en los próximos días. Las próximas horas serán clave para ver si la escalada militar deriva en un mayor acercamiento multilateral o en un aumento de la fricción política y militar en el hemisferio.


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