El gobierno de Estados Unidos solicitó a las aerolíneas iniciar la cancelación de vuelos a partir del viernes 8 de noviembre, debido a la escasez crítica de controladores aéreos provocada por el cierre gubernamental más largo en la historia del país, que este miércoles alcanzó su día número 36.

El secretario de Transporte, Sean Duffy, anunció que se reducirá en un 10% la capacidad operativa en al menos 40 aeropuertos, incluyendo los más transitados del país. La medida busca “reducir la presión” sobre el sistema aéreo, que enfrenta la ausencia de más de 2,000 controladores aéreos que no han recibido salario en más de un mes.

“El sistema es extremadamente seguro hoy, lo será mañana. Pero si la presión sigue aumentando, tomaremos medidas adicionales”, advirtió Bryan Bedford, director de la FAA, quien calificó la situación como “sin precedentes” en sus 35 años de carrera.

El cierre gubernamental comenzó el 1 de octubre, al no lograrse un acuerdo en el Congreso para aprobar el presupuesto del nuevo año fiscal. La parálisis ha dejado a 1.4 millones de empleados públicos sin salario, incluyendo personal esencial como fuerzas de seguridad y personal aéreo.

El presidente Donald Trump responsabilizó a los demócratas por el estancamiento legislativo, calificándolos de “kamikazes” por su negativa a aprobar una resolución temporal de financiamiento.

“Derribarán al país si tienen que hacerlo”, expresó Trump, quien también instó a los republicanos a eliminar el filibusterismo en el Senado para sortear la oposición demócrata.

El Partido Demócrata exige frenar las reformas sanitarias impulsadas por Trump y reabrir el debate desde cero. Mientras tanto, un grupo bipartidista de congresistas moderados ha propuesto un marco de compromiso para reducir los costos del seguro médico, en un intento por destrabar el conflicto.

Impacto en la aviación y la economía

La FAA supervisa en promedio 44,000 vuelos diarios, y la reducción de operaciones afectará significativamente la conectividad aérea nacional e internacional. Las aerolíneas ya se preparan para reprogramaciones masivas, mientras crece la presión sobre el Congreso para alcanzar un acuerdo que permita reabrir el gobierno.