Inglaterra urge a Irán retomar negociaciones tras bombardeos de EE.UU.
Londres, 22 de junio de 2025 – El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, instó a Irán a «regresar a la mesa de negociaciones» para buscar una solución diplomática tras los recientes bombardeos estadounidenses contra tres instalaciones nucleares iraníes. En un mensaje publicado en X, Starmer afirmó que «la estabilidad en la región es una prioridad» y que «a Irán nunca se le puede permitir desarrollar un arma nuclear». Además, destacó que las acciones de Estados Unidos buscan «aliviar esa amenaza».
«Hacemos un llamado a Irán para que regrese a la mesa de negociaciones y alcance una solución diplomática para poner fin a esta crisis», escribió el premier británico, subrayando la necesidad de evitar una escalada mayor en Oriente Próximo.
La declaración de Starmer se produce en un contexto de creciente tensión en la región, luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara el sábado 21 de junio que las Fuerzas Armadas estadounidenses llevaron a cabo ataques «muy exitosos» contra las instalaciones nucleares de Fordow, Natanz e Isfahán, consideradas pilares del programa nuclear iraní. Trump, en un mensaje en su red social Truth Social, afirmó que las instalaciones fueron «totalmente destruidas» y que se utilizaron bombas antibúnker GBU-57, lanzadas por bombarderos B-2, para atacar especialmente el complejo subterráneo de Fordow, diseñado para resistir bombardeos convencionales.
Contexto de los Bombardeos de EE.UU. a Irán
Los bombardeos estadounidenses marcan un punto de inflexión en el conflicto entre Israel e Irán, que se intensificó desde el 13 de junio de 2025, cuando Israel lanzó una ofensiva contra instalaciones nucleares y militares iraníes, matando a figuras clave como el general Hossein Salami, comandante de la Guardia Revolucionaria, y varios científicos nucleares. Desde entonces, ambos países han intercambiado ataques, con Irán lanzando misiles balísticos contra Tel Aviv y otras ciudades israelíes, causando al menos 24 muertos en Israel, según autoridades locales, y más de 430 fallecidos en Irán, incluyendo civiles, según el Ministerio de Salud iraní.
Estados Unidos, que hasta el sábado había evitado participar directamente en los ataques, cambió su postura tras meses de negociaciones fallidas con Irán para limitar su programa nuclear. Trump, quien inicialmente dio un plazo de 60 días a Teherán para abandonar el enriquecimiento de uranio, había indicado el jueves 19 de junio que tomaría una decisión sobre un posible ataque en dos semanas, dejando abierta la puerta a la diplomacia. Sin embargo, el despliegue de bombarderos B-2 desde la Base Aérea Whiteman en Missouri hacia el Pacífico, acompañado por aviones cisterna, señaló una preparación para la acción militar.
Los ataques del 21 de junio, confirmados por Trump y coordinados con Israel según declaraciones del primer ministro Benjamin Netanyahu, destruyeron instalaciones clave del programa nuclear iraní. Fordow, una planta subterránea cerca de Qom, era considerada casi impenetrable y había generado preocupación internacional tras detectarse en 2023 uranio enriquecido al 83,7%, cercano al nivel necesario para armas nucleares. Natanz, el principal centro de enriquecimiento de uranio, y el centro de conversión de uranio en Isfahán también fueron objetivos, afectando gravemente la capacidad iraní de procesar material nuclear.
La comunidad internacional ha reaccionado con alarma. El secretario general de la ONU, António Guterres, calificó los bombardeos como una «escalada peligrosa» y advirtió sobre el riesgo de un conflicto regional más amplio. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) expresó preocupación por posibles contaminaciones radiactivas, aunque señaló que los niveles fuera de las instalaciones atacadas permanecen normales. Irán, por su parte, denunció los ataques como una «violación del derecho internacional» y amenazó con represalias, declarando que «todos los ciudadanos y militares estadounidenses en la región son ahora objetivos».
En el plano interno de EE.UU., los bombardeos han generado controversia. Congresistas republicanos y demócratas criticaron la acción por no haber sido autorizada por el Congreso, calificándola de «inconstitucional». Mientras tanto, aliados de Trump como el senador Lindsey Graham apoyaron la decisión, pero figuras influyentes del movimiento MAGA, como Steve Bannon, se opusieron, argumentando que EE.UU. no debería involucrarse en otra guerra en Oriente Próximo.
Implicaciones y Reacciones
La intervención de Starmer refleja el esfuerzo de Reino Unido y otros países europeos, como Francia y Alemania, por evitar una escalada nuclear y retornar a la diplomacia. Sin embargo, el ministro de Exteriores iraní, Abbas Araghchi, ha declarado que Irán «no puede negociar mientras su pueblo es bombardeado», insistiendo en que la implicación de EE.UU. es «muy peligrosa». Teherán ha afirmado que se reserva «todas las opciones» para responder, lo que incluye posibles ataques contra bases estadounidenses en la región.
Los bombardeos han intensificado las tensiones en un momento en que Irán, según el OIEA, posee 408 kilogramos de uranio enriquecido al 60%, suficiente para varias armas nucleares si se refina al 90%. Aunque Irán niega buscar armas nucleares, los ataques de EE.UU. e Israel buscan retrasar su programa nuclear por años, según analistas. Sin embargo, expertos advierten que la destrucción de instalaciones no elimina el conocimiento técnico iraní, y un ataque prolongado podría empujar a Irán a acelerar su búsqueda de un arma nuclear como medida disuasoria.
Con la región al borde de un conflicto más amplio, la comunidad internacional espera la respuesta de Irán y el próximo movimiento de EE.UU., mientras líderes como Starmer intentan reabrir canales diplomáticos para contener la crisis.
