Israel detectó unos 210 cohetes y 20 drones lanzados desde Líbano por Hizbulá
El reciente conflicto entre Israel y el grupo chií Hizbulá ha escalado dramáticamente.
El Ejército israelí informó de un ataque masivo lanzado por Hizbulá, que incluyó aproximadamente 210 cohetes y 20 drones explosivos dirigidos hacia el norte de Israel.
Aunque algunos de estos proyectiles impactaron en territorio israelí causando daños leves, la mayoría fueron interceptados exitosamente por los sistemas de defensa israelíes.
El ataque de Hizbulá ha sido descrito como una represalia por la muerte de su alto comandante militar, Fuad Shukr, quien fue asesinado el 30 de julio en Beirut. Hizbulá ha declarado que el ataque, que involucró el lanzamiento de más de 320 cohetes y drones, es una «venganza completa y lograda».
El objetivo principal de Hizbulá parece ser una respuesta contundente al asesinato de Shukr, intensificando así el conflicto entre ambas partes.
En respuesta a este ataque, Israel llevó a cabo un contraataque aéreo masivo al amanecer, utilizando más de 100 aviones de combate. El objetivo de este ataque fue neutralizar 40 posiciones de Hizbulá y destruir miles de lanzadoras de cohetes, que estaban dirigidas hacia el norte y centro de Israel.
Se cree que Hizbulá tenía como blanco instalaciones clave de inteligencia y la sede del Mossad, el servicio de seguridad exterior de Israel.
Las autoridades israelíes han elevado el nivel de alerta en varias regiones del norte del país, incluyendo Galilea, el valle de Beit Shean, la bahía de Haifa, el monte Carmelo y los Altos del Golán ocupados. La población ha sido instada a evitar concentraciones y actividades recreativas, manteniéndose cerca de refugios y búnkers.
En respuesta, la ciudad de Haifa ha abierto refugios municipales adicionales y ha habilitado estacionamientos subterráneos y estaciones de metro como refugios. Tel Aviv también ha abierto 240 refugios y ha cancelado actividades de ocio, cerrando playas e instituciones culturales en línea con las directrices de seguridad.
Este enfrentamiento resalta la persistente inestabilidad en la región y subraya la continua tensión entre Hizbulá e Israel, con ambas partes realizando ataques que reflejan un ciclo de represalias que amenaza con ampliar aún más el conflicto.