Lula visita China para impulsar las relaciones sino-brasileñas
Este 11 de abril de 2023, Lula inicia una visita oficial a China, que durará hasta el 14 de abril. El viaje estaba previsto para finales de marzo, pero el presidente brasileño tuvo que posponerlo a causa de una neumonía.
El expresidente brasileño ultraderechista Jair Bolsonaro repitía que China estaba «comprando Brasil» y multiplicó las declaraciones antichinas, especialmente durante su campaña electoral. Lula, de vuelta al poder desde el 1 de enero, busca así alejarse de estos discursos hostiles y romper el aislamiento diplomático de su país, para posicionar a Brasil como un actor global de primer orden.
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«Brasil sigue insistiendo en tener un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU, a pesar de que casi no tiene posibilidades de conseguirlo», afirma el geógrafo Hervé Théry, profesor de la Universidad de Sao Paulo.
«Esto forma parte de un intento de afirmación intermedia: Brasil intenta unirse al club de los grandes, por ejemplo, solicitando su ingreso en la OCDE, y convertirse en el líder de lo que antes se llamaba el Tercer Mundo», prosigue. De este modo, Brasil intenta también resucitar los BRICS, el heterogéneo club de los grandes países en desarrollo, que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Mediación en Ucrania
En esta estrategia diplomática, Lula también intenta posicionarse como mediador en la guerra de Ucrania. Durante sus dos primeros mandatos, entre 2003 y 2010, Brasilia ya intentó actuar como intermediario en la cuestión nuclear iraní. Hoy, el país tiene una posición ambigua sobre la guerra en Ucrania.
Por un lado, Lula dice que Rusia no puede apoderarse del territorio ucraniano, pero por otro, sugirió la semana pasada que Ucrania podría ceder Crimea a Rusia. Además, Brasil no participa en las sanciones contra Moscú.
Durante su visita a China, Lula tiene la intención de presentar a su homólogo Xi Jinping su plan de mediación para la paz en Ucrania. Para Frédéric Louault (autor del libro Le Brésil en 100 questions – L’interminable émergence), profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Libre de Bruselas (ULB), esto forma parte de una larga tradición diplomática en Brasil.
«Lula, durante sus primeros mandatos, había establecido buenas relaciones con Rusia, sin dar completamente la espalda a Estados Unidos, la Unión Europea y el bloque occidental», explica.
«Brasil tiene una posición de intermediario que puede reunir en torno a la misma mesa a diferentes actores firmemente opuestos entre sí», prosigue el investigador, que reconoce que el país «no puede asumir tal ambición por sí solo». De ahí también la necesidad de que Brasil proponga una solución articulada con otras potencias, en particular China. Si esto funciona, y si una «posición común chino-brasileña pudiera volver a sentar en la misma mesa a los distintos actores del conflicto», Brasilia podría salir reforzada en la escena internacional, opina Frédéric Louault.
Liberarse del dólar
China es el mayor socio comercial de Brasil, por lo que la economía es una parte importante de la visita de Lula a China. El mercado chino representa más de un tercio de las exportaciones brasileñas, tres veces más que Estados Unidos. Brasil es uno de los pocos países que vende más a China de lo que le compra, gracias sobre todo a la soja y a la carne de vacuno.
Según la economista Mylène Gaulard, profesora de la Universidad de Grenoble, Brasil podría unirse a las «Nuevas Rutas de la Seda», un gigantesco proyecto chino de inversión en infraestructuras de transporte. Los dos países también podrían llegar a un acuerdo sobre semiconductores, esenciales para la fabricación de chips electrónicos, pero cuyas exportaciones a China han sido severamente restringidas por Estados Unidos desde octubre de 2022.
«El objetivo de China es independizarse de los semiconductores estadounidenses y producirlos tanto en su país como en el extranjero», afirma Gaulard. «China está negociando para poder instalar fábricas chinas de semiconductores en suelo brasileño», añade.
Por último, China y Brasil anunciaron a finales de marzo que habían firmado un importante acuerdo para comerciar entre sí en reales y yuanes, es decir, prescindir del dólar.
Una burla hacia Estados Unidos, pero también una forma de contrarrestar la volatilidad del dólar desde el comienzo de la pandemia del Covid-19, explica la economista, y evitar los costes de transacción de divisas en el comercio bilateral entre China y Brasil. (rfi)
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