El republicano Mike Johnson lucha este viernes por conservar su posición como presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, un cargo clave para certificar la victoria electoral de Donald Trump y desbloquear la agenda legislativa del magnate antes de su regreso a la Casa Blanca el próximo 20 de enero.

Johnson, de 52 años, abogado y figura destacada del Partido Republicano, asumió el puesto en 2023 tras un prolongado estancamiento en la Cámara. Sin embargo, enfrenta fuertes divisiones dentro de su partido debido a su enfoque moderado en temas como los recortes presupuestarios.

Un camino incierto

Con una mayoría ajustada de 219 republicanos frente a 215 demócratas, Johnson necesita el respaldo de casi todos sus colegas republicanos. Pero ya enfrenta oposición interna: el conservador Thomas Massie, de Kentucky, declaró públicamente que no votará por él, calificándolo como un líder que ganó inicialmente por ser «el menos objetable».

En 2023, Johnson enfureció a la facción más trumpista al promover un paquete de ayuda a Ucrania, lo que llevó a 11 republicanos a apoyar su destitución. En ese momento, los demócratas lo salvaron.

Un papel clave para Trump

Si la Cámara no elige a un presidente antes del lunes, el Congreso no podrá certificar la victoria electoral de Trump, lo que podría retrasar su agenda.

El líder demócrata Hakeem Jeffries cuenta con el respaldo de los 215 legisladores de su partido, complicando aún más el panorama para Johnson. Un fracaso en la votación podría abrir el camino a conversaciones entre ambos partidos para seleccionar un candidato de consenso, aunque ninguna alternativa creíble se ha planteado públicamente.

Con divisiones internas y la presión de una agenda política cargada, el futuro de Johnson al frente de la Cámara pende de un hilo.