Nueva York supera los mil millones en ventas de cannabis recreativo
Este domingo, la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, anunció que las ventas de cannabis para uso recreativo en el estado han alcanzado un hito significativo, superando los 1.000 millones de dólares desde su legalización en 2022.
Hochul compartió en su cuenta de X que el incremento en ventas se debe en gran parte a las medidas enérgicas contra los comercios sin licencia, que han sido especialmente comunes en la ciudad de Nueva York. Según se informó, el aumento en la aplicación de la ley ha dado lugar a un «despegue» en las ventas de cannabis legal.
La Oficina de Gestión del Cannabis señaló, en un comunicado emitido el jueves pasado, que este logro se ha conseguido gracias a los alrededor de 300 dispensarios legales que operan actualmente en el estado. Además, se destacó que en 2024, las autoridades han clausurado aproximadamente 450 tiendas ilegales y confiscado casi 8 toneladas de productos de cannabis no regulados.
Este aumento en las ventas no solo representa un avance hacia la normalización del mercado de cannabis, sino que también genera importantes ingresos fiscales para el estado. En 2023, Nueva York recaudó aproximadamente 80 millones de dólares en impuestos y comisiones relacionados con el cannabis, y en la primera mitad de 2024 se han acumulado 67 millones más.
Sin embargo, a pesar de estos avances, Nueva York aún se encuentra detrás de mercados más maduros como California, que registró ventas de cannabis por valor de unos 4.400 millones de dólares en 2023. La evolución del mercado en Nueva York ha sido más lenta de lo anticipado; aunque la legalización del uso recreativo ocurrió en 2021, la primera tienda no abrió hasta finales de 2022.
En un esfuerzo por promover la equidad social, la Oficina de Gestión del Cannabis ha expedido o aprobado 5.250 licencias en los últimos dos años, cubriendo todo el espectro de la industria desde el cultivo hasta la distribución. Una parte significativa de estas licencias ha sido otorgada a empresas lideradas por mujeres y miembros de minorías raciales, apuntando a una reintegración social de grupos históricamente marginados por las políticas de drogas.
Este desarrollo en el mercado del cannabis en Nueva York no solo refleja un cambio en las políticas fiscales y de salud pública, sino también un compromiso con la justicia social y la inclusión económica.