En un giro inesperado tras meses de confrontación política, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el alcalde electo de Nueva York, Zohran Mamdani, sostuvieron este viernes una reunión en la Casa Blanca que ambos calificaron como “muy productiva”. El encuentro, cargado de simbolismo, marcó el inicio de una colaboración inusual entre dos figuras que hasta hace poco intercambiaban duras críticas públicas.

“Vamos a ayudarlo a hacer realidad el sueño de todos: tener una Nueva York fuerte y muy segura”, declaró Trump desde el Despacho Oval, donde recibió al joven demócrata de 34 años, quien asumirá el cargo el 1 de enero de 2026.

Mamdani, quien se autodefine como socialista y será el primer alcalde musulmán de la ciudad, destacó que la reunión no se centró en las diferencias ideológicas —“que son numerosas”, admitió— sino en el objetivo común de “servir a los neoyorquinos”, especialmente en temas como el alto costo de vida, la vivienda y los servicios públicos.

Durante la campaña electoral, Mamdani había comparado a Trump con “malos propietarios que se aprovechan de sus inquilinos”, mientras que el presidente lo tildó de “comunista” y llegó a sugerir su deportación por su origen ugandés. Sin embargo, en la rueda de prensa posterior al encuentro, Trump elogió la victoria histórica del alcalde electo y aseguró que “podría hacer un gran trabajo”.

Consultado sobre los insultos previos, el mandatario respondió con sorna: “Se han dicho cosas mucho peores de mí que ‘déspota’. Así que no es tan insultante. Tal vez cambie de opinión”.

Ambos líderes coincidieron en que la prioridad es garantizar una ciudad más asequible y segura. Mamdani, cuya campaña se centró en congelar los alquileres y hacer gratuitos los autobuses públicos, reconoció que muchos votantes neoyorquinos respaldaron a Trump en 2024 por su enfoque en el costo de vida. “Eso es algo que no podemos ignorar”, afirmó.

Trump, por su parte, aseguró que está dispuesto a apoyar al nuevo alcalde, incluso si sus ideas “son un tanto extravagantes”, y predijo que “sorprenderá a algunos conservadores e incluso a algunos liberales”.

La reunión, que atrajo una inusual atención mediática, podría marcar el inicio de una etapa de cooperación entre la Casa Blanca y la alcaldía de la ciudad más poblada del país, en un contexto de tensiones políticas, crisis de vivienda y desafíos presupuestarios.