En silencio, sin buscar reconocimiento durante 33 años rescatando adictos, alcohólico y familias en crisis, la Asociación de Pastores de Tegucigalpa (APT), penetra los barrio, aldea y caseríos de Francisco Morazán en busca de los perdidos, reduciendo así los indicies de criminalidad y violencia, modelo que se extiende a nivel nacional.

En Honduras el cristianismo se estima el 89% de la población, la APT conformada por 450 pastores cuyas congregaciones el 63% de su membresía es menor de 30 años y el 73% desarrollan algún tipo de acción social bajo la dinámica del voluntariado.

El presidente de la APT, Mario Banegas, expresa, “según las cifras del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh), en los últimos diez años se han suicidado 2,750 personas, lo que equivale a un total de 27 suicidios por mes, tenemos una niñez y juventud carente de salud mental, emocional, así como espiritual, en tal sentido apuntamos al rescate de esta generación con el poder de Dios, miles han sido libres, pero todavía hay mucho que hacer”.

 Esta es una organización sin fines de lucro, no busca notoriedad, sino ser una respuesta para los múltiples problemas del país, ya que están convencidos que una vida restaurada, es un problema menos para la sociedad; están presentes en momentos de calamidad y desastres naturales en el territorio a través de las iglesias locales, pero en el anonimato.

Este gigante silencioso, mostro su capacidad de convocatoria masiva a través de protestas pacíficas en la calle contra la agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas(ONUN), porque la consideran violatoria, ya que promueve la autonómica sexual de la niñez, libertad para decidir su sexo, y quita a los padres la primacía de la educación sexual.

Rechazan públicamente el aborto, así como los embarazos en adolescentes, sin embargo, le apuestan a la prevención, han sido propositivos ante el Gobierno sobre el abordaje de estos temas sensitivos, aseguran no estar en contra de la educación sexual, pero debe ser en base a principios morales, espirituales e integral, similar al trabajo que hacen con la niñez y juventud en cada iglesia local con buenos resultados.

Otro tema relevante es la cultura de la muerte, en tal sentido implementan estrategias de rescate de la juventud ligada a las organizaciones ilícitas, paralelamente les apoyan para   salir de las drogas, pero admiten que es necesario la unidad con las autoridades y sociedad civil para salvar a más vidas.

Según Banegas, “Como organización Pastoral, rechazamos todo acto de violencia, la muerte violenta de un ser humano es inaceptable, pero de una mujer madre de familia es una tragedia mayor, porque dejan hijos en orfandad, por tal razón asumimos el compromiso de levantar la dignidad de las mujeres, ayudar a los hombres a tratarlas como vaso frágil, promoviendo el modelo correcto de acuerdo a la Biblia”.

Por otro lado, la APT ha demostrado ser garante del respeto a las autoridades y al Estado de Derecho, así como al sistema democrático, es por eso que se pronunciaron públicamente ante la recién crisis política, abogando por la paz de Honduras, dejando claro que no son militantes de ningún Partido político y tampoco reciben canonjías de gobiernos, por tal razón les asiste la autoridad moral y derecho de ciudadanos de manifestarse.

Según estudio de World Visión Honduras, “Impacto Social de la Iglesia Cristiana en Honduras”, es la institución con mayor presencia territorial en el país, convirtiéndose en un actor legítimo, con la mayor credibilidad y confianza dentro de las comunidades y la población, siendo reconocida y tomada en cuenta por autoridades.

La APT opera en Honduras en el marco de la legalidad que les otorga la Constitución de la Republica en su artículo No.53 Se garantiza el libre ejercicio de todas las religiones, que no contraríen las leyes del país. La iglesia está separada del Estado, el cual no podrá dar subvenciones, en caso alguno, para ningún culto.