Tegucigalpa, Honduras – 30 de octubre de 2025. El hondureño Juan Ramón Matta Ballesteros, uno de los narcotraficantes más notorios de Centroamérica en las décadas de 1970 y 1980, falleció este jueves a los 80 años mientras cumplía una condena de cadena perpetua en una prisión de Estados Unidos.

Matta Ballesteros padecía de cáncer de próstata desde hace varios años, y su familia había solicitado una liberación anticipada por razones humanitarias, con la esperanza de que pudiera pasar sus últimos días en Honduras.

Sin embargo, la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito de California revocó en octubre una orden de excarcelación emitida en mayo, manteniendo firme la sentencia por delitos de narcotráfico.

Sacado por la fuerza del país en 1988, Matta fue vinculado por autoridades estadounidenses al asesinato del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena, ocurrido en México en 1985, aunque él siempre negó su participación directa en ese crimen.

Su figura se convirtió en sinónimo de poder, crimen y controversia, al operar como intermediario entre los carteles colombianos —especialmente el de Medellín— y los nacientes cárteles mexicanos.

Durante su reclusión, Matta Ballesteros fue objeto de múltiples debates legales y mediáticos, especialmente en Honduras, donde su nombre generó polarización entre quienes lo consideraban un símbolo del auge del narcotráfico y quienes defendían su derecho a una muerte digna en su país natal.Su abogado, Marlon Duarte, confirmó el fallecimiento y expresó que la familia está en proceso de gestionar los trámites para el retorno de sus restos a Honduras.

La muerte de Matta Ballesteros marca el cierre de un capítulo complejo en la historia del narcotráfico regional, dejando tras de sí una estela de controversia, poder y repercusiones que aún resuenan en la memoria colectiva centroamericana.Fuentes: .