29 de agosto del 2024

QUERIDOS  COMPATRIOTAS,

Cuando Honduras se convirtió en el principal corredor para el tráfico de drogas entre el sur y el norte del continente, y en el país más violento del mundo, impulsé y logré en el 2012, durante mi presidencia en el Congreso, la aprobación de  una  reforma constitucional para permitir la extradición. Esto lo hice a pesar de las amenazas de muerte, el boicot de narcotraficantes , y las advertencias de algunos políticos que consideraban que no era conveniente para el país. A estas amenazas se sumaron los riesgos para mí y mi familia.

Aun cuando los narcotraficantes que huyeron del país, acorralados por la posibilidad de ser capturados en Honduras—donde sus bienes y propiedades  estaban  siendo incautados y enfrentaban la extradición a Estados Unidos junto con aquellos que extraditamos desde Honduras, amenazaron con vengarse y comenzaron a difundir rumores falsos sobre mí, aun cuando se escuchaban rumores de que podría ser acusado injustamente,jamás se me ocurrió denunciar el Tratado de Extradición. Jamás.

La extradición es un instrumento crucial de cooperación internacional en la lucha contra el crimen organizado, siempre y cuando se garantice su uso correcto. Sin embargo, como toda obra humana, es perfectible y debe aplicarse con cautela para evitar que se convierta en una herramienta de venganza , persecución o injerencia. La extradición, tanto en su concepto como en su aplicación, conlleva riesgos de cometer errores. La solución no está en eliminarla; la solución está en contar con una ley que proteja los derechos de los estados y las personas, y que minimice esos riesgos. Esto se logra con normativas adecuadas y magistradosjustos.

El tiempo nos está dando la razón. Soy inocente, he sido injustamente condenado y la justicia prevalecerá.

Juan Orlando Hernández