Migrantes hondureños claman compasión a Trump ante el fin del TPS
Tegucigalpa / Miami, 8 de septiembre de 2025 — En un día marcado por la incertidumbre y el temor, miles de hondureños amparados bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS) en Estados Unidos enfrentan el vencimiento definitivo de ese beneficio migratorio. Más de 55,000 personas quedarán expuestas a la deportación, tras más de dos décadas de residencia legal y trabajo en el país norteamericano.
“Se lo pedimos con clemencia, de corazón”
Desde La Pequeña Habana en Miami, un grupo de migrantes hondureños se reunió para enviar un mensaje directo al presidente Donald Trump. “Le pedimos, por favor, que nos dé un estatus temporal, se lo pedimos con clemencia, de corazón, que no olvide que hemos trabajado y aportado”, expresó Iris Aguilar, una de las afectadas.
La jornada fue descrita por los presentes como una “tragedia humana”, ya que a partir de esta medianoche, quienes no hayan regularizado su situación perderán acceso a beneficios como seguro médico, licencia de conducir y protección contra la deportación.
Lesly Mejía, otra beneficiaria, advirtió que “después de las 12:00 de la noche, estamos sin nada”. La medida no solo afecta a los migrantes, sino también a sus familias, muchos de ellos con hijos nacidos en EE. UU. que ahora enfrentan la posibilidad de separación.
Juan Flores, presidente de la Fundación 15 de Septiembre, alertó que Honduras no está preparada para recibir a miles de retornados, y que el impacto económico será severo, considerando que el 27% del PIB hondureño depende de las remesas.
Condiciones para el retorno, en disputa
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) argumentó que las condiciones en Honduras han mejorado desde el huracán Mitch en 1998, razón original para otorgar el TPS. Sin embargo, los migrantes rechazan esa afirmación, señalando que la violencia, el crimen organizado y la falta de oportunidades persisten.
Aunque aún existe un proceso judicial pendiente en el Noveno Circuito de San Francisco, cuya decisión se espera el 18 de noviembre, los migrantes quedan desde hoy en un limbo migratorio, sin protección legal ni garantías de permanencia.
Este día marca el fin de una era para miles de hondureños que, durante más de 25 años, han contribuido al tejido económico y social de Estados Unidos. Su llamado a la compasión busca evitar que el cierre de fronteras se convierta también en el cierre de sus vidas construidas lejos de casa.
