Obispo hondureño pide libertad para Álvarez
«¡Urgente!. En estos momentos la Policía Nacional ha ingresado a la Curia Episcopal de nuestra Diócesis de Matagalpa», en Nicaragua, alertó esa sede eclesiástica hace un año. El reloj marcaba las 03:20 hora local (09:20 GMT) del 19 de agosto de 2022.
Fuerzas especiales de la Policía habían ingresado a la fuerza en el palacio episcopal de la diócesis del departamento de Matagalpa (norte) para arrestar al obispo Rolando Álvarez, así como a siete de sus colaboradores, a quienes les impedían salir desde el 4 de agosto.
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«Preocúpense por llevar el traje de fiesta en el Reino de Dios», escribió Álvarez, de 56 años, obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, en su cuenta de la red social X (entonces Twitter), pocas horas antes de ser arrestado y ser trasladado a Managua bajo custodia.
El jerarca, muy crítico con el Gobierno del presidente Daniel Ortega, estaba retenido desde hace dos semanas con cuatro sacerdotes y tres seminaristas, acusados por la Policía Nacional de intentar «organizar grupos violentos», supuestamente «con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales».
OBISPO HONDUREÑO PIDE LIBERTAD DE ÁLVAREZ
«Monseñor Rolando Álvarez, la diócesis de Danlí, (Honduras), no te olvida, ni te olvidará», afirmó en su red social el obispo hondureño José Antonio Canales, quien ha dado seguimiento a la situación de su colega.
Canales, que tiene una foto de Álvarez en su portada de Facebook, pidió «libertad sin condiciones para él», y contó que «pocas horas antes del secuestro», su colega nicaragüense le envió un mensaje «diciéndome que le urgía hablar conmigo. No pudimos hablar».
El medio de comunicación católico mexicano Desde la fe recordó que «este 19 de agosto se cumple un año del secuestro de monseñor Rolando Álvarez por parte de la dictadura nicaragüense», y destacó que «hasta hoy el valiente obispo ha permanecido fiel a su Patria, antes de aceptar el exilio».
«Sigamos orando por él y por la Iglesia que es perseguida», abogó a través de su cuenta de la red social X.
Por su lado, el principal encargado del Departamento de Estado de EE.UU. para Latinoamérica, Brian Nichols, dijo que «hace un año, Ortega-Murillo detuvieron arbitrariamente al obispo Rolando Álvarez, despojándolo de su nacionalidad y sentenciándolo a 26 años de cárcel, simplemente por predicar justicia y paz para Nicaragua».
«Seguiremos promoviendo la rendición de cuentas por estos abusos flagrantes a los DD.HH.», aseguró el diplomático en un mensaje enviado a los periodistas por la oficina de prensa de la embajada de EE.UU. en Nicaragua.
En tanto, la opositora Alianza Universitaria Nicaragüense denunció «un año del injusto encierro» del obispo Álvarez, a quien catalogaron de «defensor incansable de la justicia, la verdad, la democracia y la libertad», y exigieron su libertad inmediata.
ORTEGA LO TILDÓ DE «DESQUICIADO» Y «ENERGÚMENO»
El 10 de febrero pasado, Álvarez fue condenado a 26 años y 4 meses de prisión, despojado de su nacionalidad, y suspendidos sus derechos ciudadanos de por vida, por delitos considerados «traición a la patria».
La condena contra el alto jerarca fue dictada un día después de que rechazase subirse a un avión que lo iba a llevar, junto con otros 222 excarcelados políticos nicaragüenses, hacia Estados Unidos, lo que provocó la indignación de Ortega, quien lo calificó de «soberbio», «desquiciado» y «energúmeno».
El papa Francisco calificó como una «dictadura grosera» al Ejecutivo de Ortega en Nicaragua, un mes después de esa condena, según una entrevista publicada el 10 de marzo pasado.
Ortega, que ha calificado como una «mafia» a la Iglesia, declaró interrumpidas las relaciones bilaterales con el Vaticano.
En julio pasado, el obispo salió por unas horas de la cárcel «La Modelo», pero fue devuelto a prisión tras negarse a abandonar Nicaragua.
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Álvarez es el primer obispo arrestado, acusado y condenado desde que Ortega retornó al poder en Nicaragua en 2007, tras coordinar una Junta de Gobierno de 1979 a 1985, y presidió por primera vez Nicaragua de 1985 a 1990.