Tegucigalpa celebra su 447 aniversario entre fiesta, fe y desafíos estructurales
La capital de Honduras cumple este 29 de septiembre 447 años de fundación, recordando su origen en 1578 como un asentamiento minero bajo la protección de San Miguel Arcángel, santo patrono de la ciudad.
La celebración incluyó un carnaval con conciertos, desfiles y espectáculos de luces, organizado por la Alcaldía del Distrito Central, que reunió a miles de personas en el bulevar Suyapa y áreas aledañas. Sin embargo, el cierre de calles generó críticas por el impacto en el tráfico y el uso de fondos públicos mientras persisten problemas estructurales no atendidos en la ciudad.
En la Catedral Metropolitana, monseñor Vicente Nácher presidió la misa solemne en honor a San Miguel Arcángel, haciendo un llamado a la reflexión. El arzobispo advirtió que una sociedad que admira a personas falsas o sin escrúpulos se convierte en una sociedad “enferma y desquiciada” y exhortó a elegir con sabiduría a los referentes sociales y espirituales.
Durante la ceremonia también se entregaron los Galardones de la Orden San Miguel Arcángel a don Jorge Mahomar y las Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia.

A pesar de su historia y riqueza cultural, Tegucigalpa enfrenta problemas estructurales graves:
Infraestructura insuficiente y crecimiento desordenado.
Escasez de agua potable y represas prometidas que nunca se construyen.
Inseguridad marcada por extorsión y crimen organizado.
Transporte público precario e inseguro.
Falta de espacios recreativos y culturales para jóvenes.
Riesgo de deslizamientos e inundaciones en al menos 600 barrios y colonias debido a la topografía accidentada y la deforestación.
El centro histórico, que hasta la década de 1970 era considerado uno de los más bellos de Centroamérica, continúa deteriorándose, mientras la migración interna y el crecimiento desordenado han generado barrios precarios sin servicios básicos adecuados.
A pocos meses de las elecciones generales del 30 de noviembre, Tegucigalpa se convierte nuevamente en escenario de promesas políticas, mientras los habitantes siguen esperando soluciones reales a problemas históricos que amenazan su seguridad y calidad de vida.

