Durante el último juicio oral y público contra el excapitán de las Fuerzas Armadas, Santos Rodríguez Orellana su esposa Jenifer Lizzeth Bonilla y su suegra Reina Lizzeth Bonilla, se reveló una información de sus operaciones.

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La familia es señalada por el delito de lavado de activos y por el momento se defienden en libertad.

En una vaciado de escuchas telefónicas la Agencia Técnica de Investigación demostró que Orellana, estaría vinculado con el narcotráfico y que recibiría la suma de 100 millones dólares por cooperar con el trasiego de narcóticos por el país.

Pero otra revelación fue de un testigo protegido que se identificó como “Turbo” y que dijo como él solicitó la ayuda del entonces capitán para detener a unas personas de manera arbitraria. Pero que serían asesinado posteriormente durante un operativo en enero de 2014.

“Turbo” indicó como el vestido de militar fue guía para Santos y varios agentes de la FF.AA. durante el operativo donde se decomisó más de 600,000 dólares de los cuales le fueron entregados a él 29,000.

El testigo indicó como en al menos tres ocasiones presencio que el capital de las FF.AA. recibía dinero de un narcotraficante identificado como Faustino Murillo. Detalló como Orellana detuvo a varias personas como parte de una venganza personal.

Seguidamente expuso una lista de crímenes, actos de corrupción y nombres vinculados a una serie de actos ilícitos en los que participo Orellana y varios otros agentes militares.