Isis Cuéllar vuelve a redes como si nada y desata críticas
Tegucigalpa. Tras meses de silencio absoluto y ausencia en el Congreso Nacional, la diputada de Libre, Isis Carolina Cuéllar, volvió a la escena pública… pero no en los espacios institucionales, sino en su perfil personal de Facebook.
La publicación, que muestra imágenes de un proyecto escolar del Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS) en El Porvenir, Atlántida, fue acompañada únicamente por un emoji de corazón rojo. Ese gesto, aparentemente simple, provocó una avalancha de reacciones negativas por parte de la ciudadanía.
Cuéllar ha estado en el centro de la controversia desde que su nombre fue vinculado al escándalo de corrupción conocido como el “Sedesolazo”, donde se le señala por facilitar la entrega de fondos públicos a allegados mediante cheques emitidos desde el Congreso, sin procesos claros ni transparencia.
Desde que estalló el caso, la diputada se ha mantenido alejada de los medios, sin emitir declaraciones ni presentarse ante el Ministerio Público. A pesar de su inactividad legislativa, continúa recibiendo su salario como funcionaria, según confirmó el vicepresidente del Congreso, Hugo Noé Pino.
Reacciones encendidas en redes
Mientras en el Congreso su ausencia pasa desapercibida, en redes sociales su reaparición no fue ignorada. Cientos de usuarios expresaron su indignación con comentarios irónicos y exigencias de rendición de cuentas.
“Apareció. Ojalá así aparezcan los cheques que regalaron”,
“Diputada, necesito un cheque de 100 mil. ¿Cómo aplico?”,
“Con un corazón no se borra la corrupción”,
“Renuncie, y llévese el emoji”.
Estas frases reflejan el creciente malestar ciudadano ante la impunidad y la falta de respuestas por parte de los implicados en el caso Sedesol.
Investigación estancada
Hasta el momento, el Ministerio Público no ha presentado requerimientos fiscales contra Cuéllar ni contra otros involucrados. Tampoco se ha anunciado una auditoría formal por parte del Tribunal Superior de Cuentas (TSC).
La diputada sigue en funciones, aunque su actividad se limite a publicaciones en redes sociales, donde el escrutinio público parece ser más severo que el institucional.
