El excandidato a alcalde de Tegucigalpa por el Partido Liberal, Eduardo Martell, le exigió al excandidato presidencial, Yani Rosenthal, que renuncie a la presidencia del Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal (CCEPL) por haber sido mencionado en una corte de Estados Unidos de recibir dinero del narcotráfico.

“Yani Rosenthal tu continuidad en la presidencia del Partido Liberal, es insostenible después de tu reiterada mención en lamentables y terribles hechos en la Corte del Distrito Sur de Nueva York”, señala.

“Estoy dispuesto, pese a las enormes e insalvables diferencias que nos separan, a sentarme con vos y discutir el camino de la transición. El Partido no se merece su destino actual”, agrega.

Le dijo que si tiene un ápice de cariño por al partido Liberal, debería de renunciar.

En la audiencia del martes pasado contra Fredy Nájera, el narcotraficante Alexander Monroy, alias “Serrucho”, detalló los vínculos del cártel de Sinaloa con políticos en Honduras.

“Serrucho” obtuvo documentos hondureños y viajaba a Olancho para coordinar actividades con Nájera.

En la audiencia se mencionó al expresidenciable liberal Yani Rosenthal, a quien supuestamente el cartel de Sinaloa entregó un millón de dólares para su campaña política.

Además, se otorgaron fondos al expresidente Juan Orlando Hernández para igual uso, según los documentos expuestos en la corte.

Se dijo además que Nájera proporcionaba al cártel de Sinaloa información de radares y retenes, logística y recursos humanos de las Fuerzas Armadas.

RESPONDE YANI

En su defensa, Rosenthal le dijo a Martell en su cuenta de twitter: “Al que dice que hay que dar un paso al costado le recuerdo: En las internas 2017 obtuvo la modesta cantidad de 20,997 votos de los liberales. Si quiere dirigir al Partido Liberal que lo vuelva  a intentar. Solo ocupa 318,004 mil votos más para hacer la hazaña”.

“comprendo la desesperación de quienes lo que son y lo tienen lo consiguieron chupando la ubre de la res pública”, posteó.

 Y finaliza diciendo que “han de estar pensando que se les va la vida sin que hijos o nietos aprendan francés gracias a la diplomacia, como ocurrió con ellos en aquellos tiempos mozos”.