Desde el 5 de mayo, Honduras ha sido testigo de una alarmante alerta debido a la elevada contaminación del aire en varias de sus principales ciudades. Según la Compañía Suiza de Tecnología de Calidad del Aire IQAIR, Tegucigalpa ha sido identificada como una de las ciudades con mayor contaminación en el mundo, con niveles hasta 11 veces por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Ante esta preocupante crisis ambiental, el gobierno hondureño, a través de la Secretaría de Educación, ha decretado la suspensión de clases en todo el Municipio del Distrito Central. Además, en el departamento de Cortés, se ha implementado un horario de verano como medida preventiva para evitar golpes de calor u otras afecciones en los menores.

La alerta también ha llevado a la Secretaría de Estado a recomendar a los trabajadores del Gobierno, tanto a nivel central como municipal, que realicen teletrabajo y eviten salir a las calles durante estos días.

La situación ha sido calificada como grave, especialmente en ciudades como San Pedro Sula, donde la contaminación del aire alcanza niveles alarmantes, siendo peligroso para la salud de sus habitantes. En Tegucigalpa y otras ciudades, se recomienda el uso de mascarillas y evitar realizar actividades al aire libre.

Carlos Iván Raudales, coordinador de la Oficina de Riesgos Ambientales, señala que la situación se debe a una serie de incendios en la región y a fenómenos climáticos que han afectado la calidad del aire en Honduras. Esta crisis ambiental no solo representa un riesgo para la salud de la población, sino que también impacta en la economía del país, con un aumento significativo en las visitas a hospitales y pérdidas económicas equivalentes al 1,9% del PIB anual.

La crisis climática y de calidad del aire plantea desafíos significativos para Honduras, destacando la necesidad de implementar medidas a largo plazo para abordar este problema y proteger la salud y el bienestar de su población.

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