Midence Oquelí acepta ser narco, pero que no mató ni torturó a nadie


El exdiputado hondureño Midence Oquelí Martínez Turcios participó este lunes en su segunda audiencia en la Corte del Distrito Sur de Nueva York, donde se declaró culpable de conspirar para introducir cocaína a Estados Unidos. Sin embargo, rechazó otros cargos que lo vinculan con el cártel Los Cachiros, incluyendo participación en asesinatos, torturas y sobornos a políticos.

Detalles de la audiencia
La audiencia, que se prolongó por dos horas y media, incluyó testimonios y contrainterrogatorios. Devis Leonel Rivera Maradiaga, líder de Los Cachiros, reafirmó que entregó sobornos a políticos hondureños y aseguró que Midence Oquelí colaboraba con información sobre la ubicación de víctimas para que fueran ejecutadas. Rivera también afirmó haber visto al exdiputado disparar contra algunas víctimas.

Por su parte, la defensa del excongresista, liderada por la abogada Kristen Santillo, negó las acusaciones de asesinatos y torturas, cuestionando la credibilidad de Rivera Maradiaga.

Durante su intervención, Santillo intentó presentar audios y transcripciones que el juez Lewis Kaplan rechazó por considerarlos irrelevantes o porque no contaban con traducción al inglés.

Próximos pasos en el caso
La Fiscalía de Estados Unidos planea utilizar transcripciones de otros juicios, como los de Fredy Nájera y Ramón Matta Waldurraga, para fortalecer el caso contra Midence Oquelí.

Además, se otorgó a la defensa un plazo hasta el 23 de diciembre para presentar documentos adicionales desde Honduras y evaluar la introducción de otro testimonio.

La sentencia del exdiputado está programada para marzo de 2025, en una fecha aún por definir.

Sobornos y vínculos con Los Cachiros
Rivera Maradiaga detalló cómo los periodistas que investigaban a Los Cachiros fueron asesinados por órdenes de miembros del cártel, vinculando a Oquelí con estas acciones.

Sin embargo, no se presentó una lista de diputados hondureños implicados en el caso, como ha circulado en algunos medios.

Este caso pone de nuevo en el centro de atención las conexiones entre el narcotráfico y la política en Honduras, mientras la justicia estadounidense avanza en el esclarecimiento de estos crímenes.


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