** El 9 de agosto pasado, un sicario colombiano ultimó a balazos al candidato presidencial Fernando Villavicencio, cuando se acababa de subir a su camioneta, tras un mitin en un sector de Quito.

Una fábrica de la capital Quito, Ecuador, no alcanza a atender a las decenas de vehículos que esperan para ser convertidos en acorazados de vidrios opacos blindados.

Los propietarios han pagado cuantiosas sumas de dinero para blindar los carros ante la violencia del narcotráfico que crece de forma paralela a la industria de seguridad ciudadana en este país sudamericano.

Los talleres lucen llenos y los cupos para el servicio de blindaje están copados para los siguientes meses. (Fotos primicia.ec)

La mayor parte se trata de camionetas de alta gama que son llevadas al taller, donde los trabajadores las desmantelan y refuerzan hasta el último rincón con materiales especializados para enfrentar los ataques a tiros.

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De forma manual o con aparatos automotrices, tapan cualquier orificio por el cual se pueda colar una bala y matar al motorista o sus acompañantes, como se registra con mayor frecuencia en la capital ecuatoriana.

Hay una creciente demanda de seguridad ciudadana en este país de 18,3 millones de habitantes. Alarmados por las amenazas y los atentados, políticos o empresarios que temen secuestros, medios de comunicación, entre otros, buscan blindarse ante la ola de inseguridad.

Un fabricante de autos blindados, Nicolás Reyes, hace poco más de un año abrió su planta de producción en Quito, capital asediada por el pavor del narcotráfico, luego de años en que la violencia asestaba golpes, mayormente al puerto de Guayaquil, al suroeste (costa del Pacífico).

Todo el vehículo se desarma y la carrocería se cubre con tejido antibala kevlar y refuerzos de acero en el proceso de blindaje. 

CRIMEN DE VILLAVICENCIO

El boom cobra auge ante el brote de violencia suscitado en la capital ecuatoriana en la antesala de las elecciones anticipadas por la “muerte cruzada” que convocó para este domingo el presidente Guillermo Lasso.

El 9 de agosto pasado, un sicario colombiano ultimó a balazos al candidato presidencial Fernando Villavicencio, cuando acababa de abordar su camioneta sin blindar, luego de un mitin en un sector de Quito.

Refuerzos de acero que se instalan en los vidrios blindados de los automotores cuya carrocería también ha sido blindada.

Al día siguiente del magnicidio se disparó a ritmo inusitado la fabricación de blindajes en vehículos, como «un boom» de esa industria.

POLÍTICOS Y PERIODISTAS

Algunos de los demás candidatos presidenciales se han protegido con chalecos antibalas, igual que periodistas que cubren la campaña electoral, entre ellos el aspirante Daniel Noboa, quien llegó el domingo antepasado al único debate oficial con ese tipo de trajes.

Vehículo sin blindaje que acababa de abordar el candidato presidencial, Fernando Villavicencio, al momento de ser atacado a tiros.

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Asimismo, en Ecuador hay unos 120 mil guardias de seguridad, el doble que agentes de la policía, reveló el ministro del Interior, Juan Zapata, a medios de prensa.

El año pasado, Ecuador marcó el récord de 26 homicidios por cada 100 mil habitantes. México registró 25, Colombia 24 y Brasil 23, según cifras oficiales.

Según se informó, los blindajes más económicos para carros andan en promedio de los 20 mil dólares, mientras cada día se expenden más cascos y chalecos antibalas a precios desde 280 dólares.

El candidato presidencial, Fernando Villavicencio, en el mitin poco antes de ser ultimado, en un sector de Quito, Ecuador.