Al menos 1.037 muertos y más de 1.200 heridos en el devastador terremoto de Marruecos


La noche estaba a punto de cerrarse en Taghazout, un pequeño pueblo cerca de Agadir. Las calles y los bares, repletos de jóvenes, festejan el comienzo del fin de semana. En la avenida principal de este pueblo pesquero al sur del país, las tablas de surf y los neoprenos, todavía húmedos, están apoyados en las barandillas. De repente, el leve sonido del golpe de una tabla alerta al primero de los viandantes. Temblor, llegó el pánico.

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La noche del viernes al sábado, uno de los peores terremotos de la historia de Marruecos sacudió el país. Al menos 1.037 personas han muerto y más de 1.204 han sido contabilizadas heridas en diferentes localidades, pero se espera que las víctimas aumenten conforme avancen las tareas de rescate. El seísmo, de magnitud 7,2 y con epicentro en las montañas del Alto Atlas, a unos 70 kilómetros al suroeste de la ciudad de Marrakech, ha dejado escenas de destrucción, pánico y muerte.

Según el último balance del Ministerio del Interior marroquí, los fallecidos víctimas del gran terremoto se reparten en hasta siete prefecturas del país. Según las autoridades marroquíes, las zonas más afectadas han sido áreas montañosas, por lo que el rescate de las víctimas o recuperación de los cadáveres será más complicado. Con las carreteras y caminos cortados, hay pueblos del interior de la cordillera a la que todavía ni siquiera han llegado los primeros servicios de emergencias, por lo que no se ha podido contabilizar las víctimas.

La provincia más devastada ha sido Al Haouz, al sur de Marrakech y la más cercana al epicentro, con más de 400 muertos, pero también en Taroudant (de sobrenombre, ‘la abuela de Marrakech’), con casi 200.

También se han contabilizado víctimas mortales en Chichaoua, Ouarzazate, Marrakech, Azilal, Agadir, Casablanca y Al Youssoufia. Eran las 23:11 hora local cuando la zona de Ighil, un área montañosa trufada de pequeños pueblos de granjeros y situada 63 kilómetros al suroeste de la ciudad de Marrakech, se convertía en el epicentro del desastre, el terremoto más mortal desde el de Al Hoceima, en el Rif (norte), que se cobró más de 600 vidas en 2004. El peor de la historia reciente del país fue el 29 de febrero de 1960, cuando un sismo de magnitud discreta, 5,7, destruyó la ciudad de Agadir y acabó con la vida de unas 15.000 personas. La profundidad del terremoto de este viernes ha sido de apenas 18 kilómetros, según el boletín de alerta sísmica del Instituto Nacional de Geofísica marroquí.

“Llevo toda mi vida viviendo en Taghazout y no habíamos sentido algo así nunca”, aseguran muchos de los locales que permanecen fuera de sus casas por miedo a réplicas o el derrumbamiento de los edificios más antiguos. Como ellos, miles de personas de la zona se han refugiado en descampados, plazas y playas. Por el momento, la cadena de noticias Al Jazeera, informa que no existe peligro de tsunami tras el terremoto. Según Interior, que llama a los ciudadanos a mantener la calma, se han movilizado fuerzas de seguridad y protección civil de todas las prefecturas provincias afectadas, así como los medios necesarios para intervenir y evaluar los daños.

En redes sociales, los marroquíes han compartido numerosas fotos y vídeos en los que se ven edificios dañados y caídos, algunos con personas heridas o aparentemente muertas entre los escombros. De momento, Taghazhout no tiene que contar víctimas mortales, pero sí mucho pánico y, sobre todo, miedo a que puedan repetirse episodios similares. “No sé a dónde ir. Quedarnos en casa no es una opción, pero tampoco podemos estar en la calle hasta que se produzca, si es que ocurre, una nueva réplica”, cuenta un joven marroquí.

Varios edificios de la medina (ciudad antigua) de Marrakech resultaron dañados a causa del terremoto. Vecinos de Marrakech explicaron el miedo pasado durante el temblor, que duró varios minutos y dejó dañados edificios y mezquitas de la medina (ciudad antigua).

Khalid, residente en la medina, indicó que el minarete de la mezquita de Bab Ailan cayó al suelo a causa del temblor y también resultó dañada la entrada del templo. Otra vecina de Marrakech explicó que tras el temblor la mítica plaza de Jma El Fnaa se llenó de gente para ponerse a salvo de posibles réplicas y que las autoridades no dejaban a los ciudadanos caminar por las calles estrechas de la ciudad antigua.

Testigos contactados indicaron que el terremoto se sintió en localidades norteñas como Larache, a 550 kilómetros del epicentro, así como en Casablanca y Rabat, a 300 y 370 kilómetros, respectivamente, donde sus habitantes salieron a las calles en prevención de réplicas.

El apoyo de España

El Gobierno español ha trasladado este sábado la solidaridad del país y sus condolencias con Marruecos tras el terremoto. Ha sido el Ministerio de Asuntos Exteriores el que ha expresado esa solidaridad con Marruecos y con las víctimas en nombre de España en un mensaje en X (antes Twitter).

En la misma red social, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que se encuentra en la cumbre del G20 de Nueva Delhi, ha ratificado esa solidaridad. «Nuestros pensamientos están con las víctimas y allegados de este terrible terremoto. Toda nuestra solidaridad con Marruecos y su gente», ha escrito Albares. (elconfidencial)

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