Coches bomba y ataques con granadas sacuden la capital de Ecuador


Los ataques, que comenzaron en la noche del miércoles en una zona comercial de Quito, no dejaron víctimas. Son una nueva muestra del poder del crimen organizado en un país cada vez más violento, que hasta hace pocos años era un oasis de paz entre Colombia y Perú, los dos mayores productores mundiales de cocaína.

Los dos coches bomba, un sedán y una camioneta, cargaban cilindros de gas, constató un fotógrafo de la AFP. Uno de ellos explotó frente a la actual sede de la autoridad estatal a cargo de las prisiones, el SNAI, y el otro afuera de un edificio que antes albergaba oficinas de ese organismo.

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El director de Investigación Antidrogas de la policía, el general Pablo Ramírez, dijo a la prensa que el sedán tenía «dos cilindros de gas con combustible, mecha lenta y aparentemente tacos de dinamita».

«No existen personas afectadas», informaron los bomberos.

En medio de la sangrienta guerra entre bandas, las cárceles han sido foco de varias masacres que dejan más de 430 presos muertos desde 2021.

Además, tres granadas estallaron en Quito, informó el alcalde Pabel Muñoz a través de la red social X, antes Twitter.

 Seis personas, entre ellas una de nacionalidad colombiana, fueron detenidas a varios kilómetros del sitio de una de las explosiones, de acuerdo a Ramírez. Tienen antecedentes por extorsión, robo, asesinato y están presuntamente vinculados al ataque, añadió.

«Tres de ellos fueron detenidos hace 15 días por el robo de un camión y secuestros extorsivos en diferentes puntos de la ciudad y fueron liberados con medidas sustitutivas», apuntó el jefe policial.

Presos trasladados

Aunque en Ecuador se multiplican los asesinatos, secuestros y extorsiones, este tipo de ataques es raro en la capital ecuatoriana.

El sedán y la camioneta quedaron destruidos. Según la policía, dos ciudadanos en motocicleta «habrían lanzado líquido inflamable» contra el sedán estacionado y cargado con dos cilindros de gas.

El SNAI trasladó el miércoles, presos a otras penitenciarías para evitar enfrentamientos entre bandas de narcotraficantes.

Ramírez sostuvo que el cambio de cárcel de los reclusos «posiblemente sería» lo que motivó el estallido de los coches bomba en ese sitio.

«Quieren amedrentar al Estado para evitar que sigamos cumpliendo con la función que tienen las fuerzas armadas y la policía en controlar estos centros penitenciaros», dijo a la radio FM Mundo el ministro de Seguridad, Wagner Bravo.

En enero de 2018 se registró el estallido de un coche bomba frente a un cuartel policial en un poblado ecuatoriano fronterizo con Colombia (norte), con un saldo de 23 heridos leves.

La violencia se recrudece en medio de la campaña electoral para las presidenciales en Ecuador, a un mes y medio del balotaje el 15 de octubre. Uno de los candidatos favoritos, el experiodista Fernando Villavicencio, fue asesinado a tiros por sicarios colombianos el 9 de agosto en Quito.

Los coches bomba recuerdan el terror que sembró en Colombia el abatido barón de la cocaína, Pablo Escobar, entre 1980 y 1990 cuando le declaró la guerra al Estado para evitar su extradición a Estados Unidos.

Guardias retenidos

Ante la lucha por el poder que sostienen organizaciones aliadas a carteles mexicanos y colombianos, el presidente Guillermo Lasso decretó el 24 de julio el estado de excepción por 60 días para todo el sistema penitenciario de Ecuador, lo que le permite desplegar militares para el control de los reclusorios.

Bajo ese mandato, cientos de soldados y policías intervinieron el miércoles para buscar armas, municiones y explosivos en una cárcel localizada en la ciudad andina de Latacunga (sur), de las principales de la nación y uno de los escenarios de las matanzas entre presos.

En protesta por la intervención, reclusos de la cárcel de la ciudad de Cuenca (sur andino) retuvieron a guardias penitenciarios. «Los servidores retenidos están en buen estado», señaló el SNAI, sin precisar si ya fueron liberados.

La ciudad portuaria de Guayaquil (suroeste), la segunda de Ecuador, se ha convertido en un bastión de la violencia narco, que ha recrudecido con coches bomba, masacres carcelarias, cadáveres desmembrados y colgados de puentes, secuestros y extorsiones.

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Bandas del narcotráfico, que usan las cárceles como centros de operaciones, también se enfrentan en las calles, donde la tasa de homicidios subió al récord de 26 por cada 100.000 habitantes en 2022, casi el doble del año anterior.

Desde 2021, Ecuador ha incautado unas 530 toneladas de cocaína. (france24)


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