Una actriz porno, que revela como es  Trump en la cama, podría perjudicar al expresidente 


Por Alberto García Marrder

Las revelaciones eróticas y hasta desagradables, de una actriz porno que afirma haberse acostado con Donald  Trump (el dice que no), no pueden ser infravaloradas ni ser ignoradas.  

Lo que ha dicho “Stormy Daniels” en el juicio de Nueva York contra el ex presidente deberá tener ahora dudando a las cinco mujeres que forman parte del jurado de doce.  Y por varias razones que, tal vez, no las perciban los otros siete, hombres.   

Aunque esta ha hablado, muy explícitamente, sobre sexo, el juicio no va de eso. La fiscalía del Tribunal Supremo de Nueva York acusa a Trump de esconder, contablemente, 130,000 dólares pagados, por medio de una tercera persona (Michael Cohen) a Daniels para mantenerse “callada”. 

Los abogados de Trump insisten que la actriz y directora de más de cien películas porno se lo ha inventado todo para sacar dinero y hacerse famosa. 

Y la pregunta que todos nos hacemos es: ¿Como Trump, que a pesar de ser millonario es muy esquivo con su dinero, autorizó pagar 130,000 dólares por un acto sexual que dice ahora no existió? 

Y el testimonio, durante dos días, de Daniels, mas propicio para la prensa tabloide, como el “New York Daily News” que el serio “The New York Times”, es muy contundente y escabrosa.  

El primer encuentro, según Daniels, tuvo lugar en el   2006, en un hotel de lujo de Lake Tahoe, en Nevada, aparentemente “para cenar“ y hablar de una posible participación de ella en el concurso de televisión “The Apprentice”, que el presentaba.   

No hubo comida en la habitación de Trump y Daniels , a pesar de su experiencia en estos asuntos, no se percató a tiempo de lo que le esperaba: una encerrona. Entonces tenia 27 años y el aspirante  a presidente, casi le doblaba esa edad 

Después de casi dos horas de charla en la habitación de Trump , ella fue al baño (“donde me sorprendió ver una colonia barata de «Old Spice», y al regresar, lo vio ya en calzoncillos en la cama. 

Trató de salir y el ex presidente se lo impidió, según ella. Y al otro lado de la puerta, estaba un guardaespaldas. Y ella se rindió ante lo inevitable y lo que califica, “el desequilibrio de poder”. 

Por el testimonio de Stormy Daniels, sabemos ahora que Trump no uso en ese primer encuentro sexual, y en muchos otros que hubo, condón, que duró poco  y que salió “insatisfecha”.  

Dado el cariz que estaba tomando ese testimonio, el impecable juez Juan Merchan (nacido en Colombia), intervino para pedirle que no diera tantos datos “innecesarios”. 

Y antes los incesantes reclamos de los abogados de Trump de declarar “un juicio nulo” por el testimonio de Daniels, el juez las rechazó y les recriminó por no haber impugnado antes sus palabras.  

El testimonio de Daniels fue hecho sin mirar a Trump, que estaba muy cerca en la sala del juicio y que tiene que asistir a todas las sesiones del juicio por órdenes del juez . Y algunas veces se queda dormido o insulta al testigo por algo que le indigna  

“Lo que le paso a Stormy Daniels no es lujurioso. Fue algo más triste, feo y para mucha gente que ha vivido, de alguna forma, a la sombra de la violencia sexual, esto es maá familiar”, escribió Quinta Jurecic, del Brookings Institution, en la revista “The Atlantic”. 

Y yo añado, siguiendo las pautas del feminismo americano del ”Me too” o del español “Si es si y el No” es No”, que hay que exigir antes de un encuentro sexual un “mutuo consentimiento”. Y no vale una coacción o inducción sexual.  

Stormy Daniels dejó claro en el juicio, que ella que tiene tanta experiencia en el aspecto sexual,  no se considera una víctima, pero que  se siente frustrada consigo misma por no haber frenado una situación donde Trump esperaba sexo. 

Esas cinco mujeres del jurado la entenderán. Y de los otros siete depende el futuro de Trump y de su candidatura republicana en las elecciones presidenciales de noviembre.  

Pero aunque sea declarado culpable, aun podrá ser candidato y, si gana las elecciones, ser presidente. 

EEUU: Una actriz porno, que revela como es Donald Trump en la cama, podría perjudicar al expresidente.  

Por Alberto García Marrder. 

Para “Proceso Digital”, “La Tribuna”, “El País”y “Contexto”, de Honduras. 

Las revelaciones eróticas y hasta desagradables, de una actriz porno que afirma haberse acostado con Donald  Trump (el dice que no), no pueden ser infravaloradas ni ser ignoradas.  

Lo que ha dicho “Stormy Daniels” en el juicio de Nueva York contra el ex presidente deberá tener ahora dudando a las cinco mujeres que forman parte del jurado de doce.  Y por varias razones que, tal vez, no las perciban los otros siete, hombres.   

Aunque esta ha hablado, muy explícitamente, sobre sexo, el juicio no va de eso. La fiscalía del Tribunal Supremo de Nueva York acusa a Trump de esconder, contablemente, 130,000 dólares pagados, por medio de una tercera persona (Michael Cohen) a Daniels para mantenerse “callada”. 

Los abogados de Trump insisten que la actriz y directora de más de cien películas porno se lo ha inventado todo para sacar dinero y hacerse famosa. 

Y la pregunta que todos nos hacemos es: ¿Como Trump, que a pesar de ser millonario es muy esquivo con su dinero, autorizó pagar 130,000 dólares por un acto sexual que dice ahora no existió? 

Y el testimonio, durante dos días, de Daniels, mas propicio para la prensa tabloide, como el “New York Daily News” que el serio “The New York Times”, es muy contundente y escabrosa.  

El primer encuentro, según Daniels, tuvo lugar en el   2006, en un hotel de lujo de Lake Tahoe, en Nevada, aparentemente “para cenar“ y hablar de una posible participación de ella en el concurso de televisión “The Apprentice”, que el presentaba.   

No hubo comida en la habitación de Trump y Daniels , a pesar de su experiencia en estos asuntos, no se percató a tiempo de lo que le esperaba: una encerrona. Entonces tenia 27 años y el aspirante  a presidente, casi le doblaba esa edad 

Después de casi dos horas de charla en la habitación de Trump , ella fue al baño (“donde me sorprendió ver una colonia barata de «Old Spice», y al regresar, lo vio ya en calzoncillos en la cama. 

Trató de salir y el ex presidente se lo impidió, según ella. Y al otro lado de la puerta, estaba un guardaespaldas. Y ella se rindió ante lo inevitable y lo que califica, “el desequilibrio de poder”. 

Por el testimonio de Stormy Daniels, sabemos ahora que Trump no uso en ese primer encuentro sexual, y en muchos otros que hubo, condón, que duró poco  y que salió “insatisfecha”.  

Dado el cariz que estaba tomando ese testimonio, el impecable juez Juan Merchan (nacido en Colombia), intervino para pedirle que no diera tantos datos “innecesarios”. 

Y antes los incesantes reclamos de los abogados de Trump de declarar “un juicio nulo” por el testimonio de Daniels, el juez las rechazó y les recriminó por no haber impugnado antes sus palabras.  

El testimonio de Daniels fue hecho sin mirar a Trump, que estaba muy cerca en la sala del juicio y que tiene que asistir a todas las sesiones del juicio por órdenes del juez . Y algunas veces se queda dormido o insulta al testigo por algo que le indigna  

“Lo que le paso a Stormy Daniels no es lujurioso. Fue algo más triste, feo y para mucha gente que ha vivido, de alguna forma, a la sombra de la violencia sexual, esto es maá familiar”, escribió Quinta Jurecic, del Brookings Institution, en la revista “The Atlantic”. 

Y yo añado, siguiendo las pautas del feminismo americano del ”Me too” o del español “Si es si y el No” es No”, que hay que exigir antes de un encuentro sexual un “mutuo consentimiento”. Y no vale una coacción o inducción sexual.  

Stormy Daniels dejó claro en el juicio, que ella que tiene tanta experiencia en el aspecto sexual,  no se considera una víctima, pero que  se siente frustrada consigo misma por no haber frenado una situación donde Trump esperaba sexo. 

Esas cinco mujeres del jurado la entenderán. Y de los otros siete depende el futuro de Trump y de su candidatura republicana en las elecciones presidenciales de noviembre.  

Pero aunque sea declarado culpable, aun podrá ser candidato y, si gana las elecciones, ser presidente. 


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