Gibraltar dice que el problema del acuerdo con España es técnico y no político
El ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, asegura que alcanzar un acuerdo sobre el encaje de El Peñón tras el Brexit, cuyas negociaciones están paralizadas a la espera de que a ambos lados haya nuevos gobiernos, «irónicamente» es técnicamente más complejo de lo que lo es políticamente: «y eso ya es decir».
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El Peñón de Gibraltar, un reducido terreno ubicado en el extremo sur de la costa española, es una colonia británica desde 1713, cuya soberanía reclama España.
En una entrevista, cuando Gibraltar celebra este domingo su Día Nacional y aguarda a que se anuncie la fecha de sus próximas elecciones, Picardo se muestra «muy optimista» sobre el futuro de este acuerdo, uno de los últimos escollos del proceso del Brexit, dado que incluso Irlanda cerró el suyo en febrero.
«El problema irlandés solamente tiene cien años, el nuestro tiene 300», dice al respecto.
Picardo subraya que los asuntos políticos entre países se resolvieron «en gran medida» en el acuerdo de Nochevieja de 2020, en el que se dejó de lado cualquier debate sobre la soberanía y se consensuó que la verja que separa Gibraltar de La Línea de La Concepción (en la provincia española de Cádiz) desaparecería y la colonia entraría a formar parte del espacio Schengen de la mano de España.
Ahora «lo que estamos intentado resolver son los problemas técnicos de ese acuerdo político… la cosa es jurídica», asegura, mientras considera que ya es un éxito seguir «hablando y dialogando».
INCIDENTES
El ministro principal quita hierro a los tres incidentes de este agosto en las aguas que rodean el Peñón y por las que España presentó una queja a Reino Unido por el hostigamiento a un pesquero artesanal, el entorpecimiento de la labor de un barco del Servicio de Vigilancia Aduanera y el vertido en una operación de bunkering (suministro de combustible para embarcaciones).
«Todos pensamos que la relación tiene que ser igual de buena en las aguas de lo que lo es alrededor de la mesa negociando el tratado que estamos intentando negociar, que creo que es positivo para todas las partes», comenta.
Picardo apunta a que las conversaciones están pausadas porque «hay que ser exquisitos en respetar la democracia si queremos llegar a acuerdos que van a tener longevidad».
Serán los futuros gobiernos que se formen tanto en España como en Gibraltar los que culminen las negociaciones para dar «el vuelco jurídico» para encajar Gibraltar a Schengen y al Mercado Único europeo, señala.
Le gustaría que tanto España como Gibraltar mantuvieran «el mismo equipo negociador» porque, «de esa manera, podemos seguir agilizando el diálogo sin tener que esperar que una parte U otra empiecen de nuevo», y descarta entrar en detalles sobre unas negociaciones que se llevan con «exquisita discreción».
AGUAS
Picardo mantiene que la disputa sobre las aguas que rodean el Peñón, que España considera suyas porque no se cedieron en el Tratado de Utrecht, se deberían dirimir en un tribunal internacional y explica que, desde los años 60, así lo han propuesto en Naciones Unidas.
«Cuando dos partes tienen una disputa y uno está dispuesto a someterse a que un tercero independiente y objetivo la determine, el que no acuda al tribunal es el que no está seguro de su posición», apunta.
Sobre el hostigamiento a pesqueros españoles artesanales explica que en Gibraltar cuidan «muchísimo» esas aguas.
«Si alguien viene a pescar en Gibraltar acorde a nuestra ley se lo permitimos, pero si vienes a pescar sin permisos y no acorde a nuestra ley, entonces es como si alguien viene en un coche y pasa el límite de velocidad, tenemos que actuar contra él sea de donde sea, aunque el límite de velocidad sea diferente en otro sitio», explica.
Picardo cree que Gibraltar y España deben llevarse «bien», olvidándose de la soberanía porque «eso nunca se va a resolver» y las partes «nunca» van «a cambiar de opinión».
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«Demasiadas generaciones de gibraltareños no tienen interés en hablar en español porque España no ha abierto sus manos y su corazón a la gente de Gibraltar», dice, antes de lamentar que se les «acusa de ser todo menos bonitos»: «Eso crea poca afinidad». (infobae)