Kiev reivindica éxitos limitados en su contra-ofensiva
Ucrania reivindicó este lunes que sus tropas lograron un avance limitado en el frente sur, donde concentra su contraofensiva para repeler a las fuerzas rusas, y que también recuperó territorio cerca de la localidad de Bajmut, en el este. «Nuestras fuerzas tuvieron éxito cerca de Novodanilivka y de Novoprokopivka», afirmó la viceministra de Defensa, Ganna Malyar, en referencia a una ciudad importante y dos localidades del sur.
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Estas dos posiciones están en la región de Zaporiyia, cerca del pueblo de Robotyne, un punto «estratégico» reconquistado por Ucrania a finales de agosto y que abre una vía en la contraofensiva de Kiev para avanzar hacia los territorios del sur que están ocupados por el ejército ruso.
«En el sur, el enemigo está sufriendo importantes pérdidas en términos de efectivos, armas y equipamiento y está reagrupando sus unidades y sus tropas y utilizando sus reservas», dijo también la viceministra ucraniana. En el frente del este, «logramos un cierto éxito cerca de Klishchiivka», añadió Malyar, en referencia a una aldea al sur de Bajmut, una localidad arrasada por los combates y que Rusia logró tomar en mayo tras una lucha feroz que duró meses.
«En la última semana, el área liberada aumentó en tres km2» cerca de Bajmut y «en total se han liberado 47 km2» en los flancos de la ciudad desde el inicio de la contraofensiva ucraniana en junio, precisó la viceministra.
¿Es Robotyne la tan esperada brecha?
La reconquista de Robotyne constituye para el especialista francés en temas militares Guillaume Ancel, autor del blog ‘Ne pas subir’, uno de los «éxitos» de Kiev, pues a pesar de que sea una localidad muy pequeña, «es un punto clave en su intento de abrir una brecha en esa inmensa barrera erigida por los rusos para impedir que las fuerzas ucranianas avancen», anota.
La apuesta de Ucrania es que «una vez que la barrera se rompa, las fuerzas ucranianas aún tendrían suficiente energía y reservas para ‘explotar’ esa brecha y abrumar a las tropas de Putin’. Hay tres factores favorables a esa hipótesis, afirma este antiguo oficial y escritor, autor de «Un casco azul entre los jemeres rojos» (editorial Belles Lettres).
El primero de ellos, escribe Ancel en su blog, es «la formidable motivación de los combatientes ucranianos. El segundo, la rigidez del ‘dique’’de defensa ruso, que, por sus dimensiones (1.000 km de largo y unos 30 km de ancho), se ha convertido en una rígida línea que ‘inmoviliza’ a las tropas de Putin. Ese dique o barrera, que los ejércitos rusos están obligados de ocupar en toda su longitud para no verse desbordados, absorbe la mayor parte de sus recursos. Debido a esta rigidez, hoy extremadamente frágil.
Si se rompe, si una brecha permite a las fuerzas ucranianas precipitarse desde el otro lado, los rusos dispondrán de recursos muy limitados para organizar un nuevo sistema defensivo detrás de ese dique. En otras palabras, cae el dique, cae todo el sistema», subraya Guillaume Ancel.
El tercer factor es el estado en que se encuentran los ejércitos rusos, los cuales están agotados por esta ‘operación militar especial’, que debía durar sólo unas semanas.
«Los militares rusos resistirán probablemente tanto como resista el muro. Si se abre una brecha, es probable que parte del ejército ruso se rompa, como el hielo de un río una vez que se ha partido, y nada podrá volver a unir los pedazos. Como las unidades rusas en Kherson el pasado noviembre, que no tenían ninguna línea tras la que atrincherarse y resistir», concluye Ancel.
Una reconquista larga y costosa
Pero este escenario ideal para Kiev y los países de la coalición, es decir, el colapso de las fuerzas de Putin, no está en absoluto garantizado.
Ulrich Bounat, analista geopolítico especializado en Europa Central y Oriental, dijo a RFI que la reconquista del territorio ucraniano será un proceso «largo y costoso en hombres y equipos». Lo paradójico, según Bounat, es que «es probable que en una parte del personal militar ucraniano existiera la esperanza, por lo demás bastante loca, de que con los vehículos blindados y los tanques suministrados (por Occidente), los rusos se derrumbarían con bastante rapidez.
Pero la situación en la que nos encontramos ahora no es ésa. La capacidad de romper finalmente las líneas y lanzar una gran ofensiva blindada no está funcionando», sostiene.
Para este especialista, nos encontramos en cambio en un conflicto «mucho más lento, una especie de guerra de desgaste, con pequeños grupos de asalto que van a atacar una casa, una trinchera, etc. Progresar es extremadamente difícil, extremadamente lento, aunque sí están progresando».
El telón de fondo de lo que se está jugando hoy en Ucrania, según este especialista, es probablemente una batalla de las reservas, una batalla de la artillería.
«Hay un deseo muy claro de ambas partes de agotar las reservas del otro y asegurarse de su derrumbe. Ya podemos ver que algunas de las reservas que los rusos habían colocado en el sur se han movilizado para intentar tapar las brechas en el avance. Porque, aunque las cosas no avancen, los combates son extremadamente violentos; se sigue luchando casa por casa, con grupos de asalto.
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Así que, en este contexto, el objetivo, la esperanza de ambas partes, es que el otro bando llegue al final de sus reservas y se quede sin energía, en el caso de los ucranianos, o que se derrumbe al cabo de un tiempo, en el caso de los rusos», concluye. (rfi)
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