Miles de manifestantes se enfrentaron armados con palos, piedras y machetes a las autoridades mexicanas en Chilpancingo, capital del estado de Guerrero. Los incidentes se produjeron luego de que al menos 500 efectivos de la Guardia Nacional y estatal intentaran desalojar a 5.000 personas de la autopista que une a la Ciudad de México con el puerto de Acapulco.

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La muchedumbre obligó a los uniformados a replegarse y rompió el cerco de seguridad que se había apostado para contener las protestas. Posteriormente, varias personas arrebataron a los elementos un vehículo blindado con el que se trasladaron al centro de la ciudad y derribaron las puertas del Palacio del Gobierno local.

Asimismo, se reportó que al menos diez policías estatales y miembros de la Guardia Nacional fueron retenidos por los manifestantes. Los enfrentamientos se registraron en varias partes de la urbe, lo que provocó el cierre de algunos comercios y la suspensión de clases.

En una conferencia de prensa posterior, representantes de los manifestantes dijeron que la violencia comenzó cuando la Policía les arrojó piedras. Además, denunciaron que ninguna autoridad se acercó para preguntar por sus demandas.

Violencia generalizada

Los incidentes se produjeron luego de que Chilpancingo vivió un fin de semana de terror debido al asesinato alternado de por lo menos cinco conductores de taxi y balaceras contra otras unidades de transporte público.

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El clima exacerbado de violencia se registró en medio del escándalo que enfrenta la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, luego de que se difundieran imágenes de un desayuno que sostuvo con Celso Ortega, líder de Los Ardillos, una de las organizaciones criminales que se disputan esta región. (actualidad.rt)

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