75 años después de su fundación, la OTAN se encuentra en un estado de renovada vitalidad, pero también de incertidumbre. La invasión rusa a Ucrania ha revitalizado la alianza, que ha vuelto a centrarse en Moscú como su principal adversario. Sin embargo, la sombra de Donald Trump y la guerra en Ucrania amenazan con socavar la unidad y el futuro de la organización.

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La OTAN ha experimentado un importante fortalecimiento en los últimos años. Con la incorporación de Suecia y Finlandia, la alianza cuenta ahora con un número récord de 32 países miembros. Además, el gasto en defensa ha aumentado considerablemente, con 20 países que ya cumplen el objetivo de invertir el 2% del PIB en Defensa.

Sin embargo, la guerra en Ucrania también ha puesto de manifiesto las debilidades de la OTAN. La dependencia de la alianza de Estados Unidos sigue siendo considerable, y la imprevisibilidad de Donald Trump es un factor de riesgo importante. Si Trump regresa a la Casa Blanca, podría retirar el apoyo estadounidense a la OTAN, lo que tendría graves consecuencias para la organización.

El futuro de la OTAN dependerá en gran medida de cómo gestione los desafíos actuales. La alianza debe encontrar un equilibrio entre mantener su unidad interna y responder a las amenazas de Rusia y China. Además, debe adaptarse a un mundo en constante cambio, en el que las amenazas tradicionales se mezclan con nuevas formas de conflicto.

La OTAN ha demostrado ser una organización resiliente a lo largo de su historia. Sin embargo, los próximos años serán cruciales para determinar su futuro. La capacidad de la alianza para adaptarse a los nuevos desafíos será clave para su supervivencia.