La exministra de Comunicación y Estrategia, Hilda Hernández, falleció el 16 de diciembre de 2017 luego de que el helicóptero en el que viajaba se accidentara en la montaña de Yerba Buena, Francisco Morazán.

También murieron sus guardaespaldas Nahúm Lagos y Marcos Banegas, la capitana Patricia Valladares, el teniente Iván Esaú Vásquez Portillo y el subteniente de aviación Gerson Díaz Nolasco, quienes viajaban acompañando a la coordinadora de campaña de reelección de su hermano.

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Sobre el accidente, cuya investigación no ha lanzado resultados contundentes sobre las causas, que se dividen entre desperfectos mecánicos, condiciones climáticas y una muerte planificada, Marvin Ponce se inclina por un ataque de grupos políticos con apoyo desde el extranjero.

En ese sentido, el exasesor presidencial manifestó que el objetivo era afectar a Hernández por su búsqueda de la reelección y sus acciones en la lucha contra el narcotráfico, la cuales, según él, no hicieron los anteriores mandatarios por temor.

«En lo de Hilda hubo un atentado, vinieron expertos de otros países a matarla. Algunos aquí, en una forma vergonzosa, dicen que está viva, que se cambió la cara y todo eso.

Me da mucha tristeza el nivel de odio en este país que comienzan a descalificar el asesinato de una persona», manifestó Ponce en el foro Frente a Frente de Canal 5.

El exfuncionario manifestó que la muerte de Hilda afectó tanto al exmandatario, que hubo meses que «quien gobernaba» era su Secretario de la Presidencia, Ebal Díaz.

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«Eso fue producto de un atentado, que no se ha dicho. Juan Orlando estuvo como tres meses en una situación existencial que, quien gobernaba el país era Ebal Díaz y Tito Cardona.

A Hilda la matan después de la reelección, ni era objetivo político», explicó Ponce.

Sobre quienes planearon el fallecimiento de la exministra, el asesor señaló que fueron grupos políticos hondureños: «gente de aquí con gente de Colombia, en algún momento se va a investigar esto con más profundidad».

 En ese contexto, Marvin Ponce catalogó la muerte de Hilda Hernández como una venganza del narcotráfico contra el expresidente, Juan Orlando Hernández, que en 2014 aprobó la extradición en Honduras.