Honduras el ombligo del hemisferio

Por: Carmelo Rizzo
Honduras amaneció en pausa. En ese silencio raro que queda después de una tormenta. Con la sensación inequívoca de que el 30N movió fuerzas mucho más grandes que unas simples urnas. Porque aquí no solo se jugó democracia. Se jugó territorio, corredores, negocios oscuros y la geopolítica narco que por años operó detrás del telón mientras el país sobrevivía. Y ayer, por primera vez en mucho tiempo, la democracia respiró profundamente. El Mapa Se Movió… y el Mundo También. Lo que pasó no fue local: Estados Unidos intervino porque Honduras es estratégico, no simpático. Argentina reaccionó porque sabe leer crisis. Europa habló porque la estabilidad del istmo es un asunto de frontera ampliada.
¿Por qué? Porque Honduras es hoy el ombligo operativo del hemisferio donde convergen tres corrientes poderosas: Migración, Comercio internacional, Crimen político-organizado. Esa mezcla —vista desde Washington— tiene nombre: Riesgo Hemisférico. Y la región decidió atenderlo. El Mensaje del 2025 fue Brutal la fiesta de la impunidad terminó. El “sheriff del norte” no vino a saludar: vino a pasar lista y revisar balances. Y en ese inventario, muchos salieron marcados. Por eso hoy ves nervios, gritos, abogados, silencios raros. Por eso la tensión. Por eso algunos ya no levantan la voz… levantan excusas. La pelea del 30N no fue entre candidatos. Fue entre dos modelos de país: El que quiere que la narcopolítica siga roncando y el que el hemisferio —y el pueblo hondureño— decidieron frenar. La pregunta real no es quién ganó la elección. La pregunta real es: ¿Honduras eligió presidente… o eligió romper con la narco–era? El mundo lo leyó así. Los hondureños también.
El día después este capítulo cierra. Pero ahora empieza lo más espinoso: desmontar pactos oscuros, limpiar instituciones, reconstruir la confianza, reordenar el Estado, cortar el enlace entre política y crimen. Como dirían los clásicos: la reconstrucción de una nación comienza con el valor, la fe y la paz interior de su gente. El País que despierta y Honduras no quiere sobrevivir. Quiere vivir bien. Por eso el voto fue fuerte. Porque la gente entendió que el futuro no se suplica: se decide. Hoy, como un ombligo que reencuentra su cordón, Honduras vuelve al eje. Lo regional empujó. Lo global presionó. El país despertó. Y sí: todo estará bien. Porque por primera vez en décadas, el hemisferio y el pueblo hondureño empujan hacia la misma dirección.
Nota: El autor es empresario, exembajador en Italia y destacado analista de la realidad nacional e internacional
