Oso Polar: Un legado hondureño de dulzura, empleo e innovación por más de 75 años


Tegucigalpa, Honduras. Lo que comenzó en 1948 como el sueño de un inmigrante italiano, Carmelo Rizzo Rosito, se ha transformado en Oso Polar, una marca icónica que no solo endulza paladares, sino que también representa un vibrante legado de resiliencia, innovación y profundo arraigo a Honduras.

La visión de Rizzo Rosito llevó a un modesto café en Tegucigalpa a convertirse en una potencia en la industria de los helados, un símbolo de perseverancia y crecimiento.

A lo largo de sus más de 75 años de trayectoria, Oso Polar se ha consolidado como una empresa que va más allá de la fabricación de postres congelados.

Su impacto es significativo en la economía nacional, generando empleo directo e indirecto y, fundamentalmente, fortaleciendo la industria láctea hondureña. La compañía ha impulsado la creación de más de 3,000 puestos de trabajo solo en fábricas locales, demostrando su compromiso con el desarrollo económico del país.

Tercera Generación Impulsa Innovación y Expansión Regional

Actualmente, bajo la dirección de la tercera generación de la familia Rizzo, Oso Polar continúa innovando y mirando hacia el futuro. La empresa ha introducido productos adaptados a las nuevas tendencias de consumo, como sus helados sin azúcar, y ambiciosos planes de expansión regional.

Con esta estrategia, Oso Polar busca llevar el auténtico sabor de Honduras más allá de sus fronteras, consolidando su presencia en el mercado internacional y proyectando su identidad nacional.

Oso Polar no es solo una marca de helados; es un testimonio vivo de una tradición dulce, un motor de impacto económico y un orgullo de sus raíces hondureñas que sigue evolucionando con el tiempo.


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