
Hijo asesina a su padre en Siguatepeque
La mañana de este miércoles 12 de marzo de 2025, un trágico suceso conmocionó al municipio de Siguatepeque, en el departamento de Comayagua, zona central de Honduras. Miguel Ángel Mejía Montoya fue asesinado a manos de su propio hijo en un hecho que ha sacudido la paz de esta localidad. El parricidio ocurrió en la aldea San José de los Chagüites, donde el agresor utilizó un cuchillo para quitarle la vida a su padre.
Agentes de la Dirección Nacional de Prevención y Seguridad Comunitaria (DNPSC), asignados a la Unidad Metropolitana de Policía Número 16 (UMEP-16), respondieron rápidamente al reporte del crimen. Bajo el mando del Subcomisionado Gilberto Rojas, los efectivos iniciaron una búsqueda inmediata del sospechoso, quien fue capturado mientras intentaba huir de la escena para evadir la justicia. Durante la detención, las autoridades recuperaron el arma utilizada en el asesinato: un cuchillo con manchas oscuras, presuntamente sangre, que será sometido a análisis en los laboratorios forenses.
El detenido, junto con la evidencia recolectada, fue trasladado a las instalaciones de la UMEP-16. Desde allí, la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) asumirá la elaboración del expediente por el delito de parricidio, el cual será remitido a la Fiscalía de Siguatepeque para que se proceda conforme a la ley.
Este lamentable incidente no solo ha generado consternación en la comunidad local, sino que también pone de relieve la fragilidad de los valores familiares en un país ya golpeado por diversas crisis. Hechos como este resuenan profundamente en una sociedad hondureña que enfrenta polarizaciones políticas, desigualdad social y un deterioro progresivo de principios básicos, como el respeto entre padres e hijos.
Contexto de la violencia en Honduras
Honduras lleva años lidiando con altos niveles de violencia, lo que lo ha convertido en uno de los países más peligrosos de América Latina. Según datos del Sistema Estadístico Policial en Línea (SEPOL) y organizaciones como el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), el país registra tasas de homicidios que, aunque han disminuido en comparación con el pico de 86.5 por cada 100,000 habitantes en 2011, siguen siendo alarmantes. En 2023, la tasa se situó en aproximadamente 34 homicidios por cada 100,000 habitantes, aún muy por encima del promedio mundial.
La violencia en Honduras tiene múltiples raíces: el narcotráfico, la proliferación de pandillas como la Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18, la pobreza extrema que afecta a más del 60% de la población, y la debilidad institucional. A esto se suma una cultura de impunidad, donde muchos crímenes quedan sin resolver, erosionando la confianza en las autoridades.
En el ámbito doméstico, los casos de violencia intrafamiliar también son una preocupación creciente. Informes de la Secretaría de Seguridad y organizaciones no gubernamentales señalan un aumento en los incidentes de agresiones entre familiares, a menudo exacerbados por el estrés económico, el consumo de alcohol o drogas, y la falta de acceso a servicios de salud mental. El parricidio en Siguatepeque se inscribe en este contexto, reflejando cómo la violencia permea incluso los lazos más cercanos.
La respuesta del Estado ha incluido operativos policiales y reformas legislativas, pero los resultados son limitados frente a la magnitud del problema. Casos como el de Miguel Ángel Mejía Montoya subrayan la necesidad de abordar no solo las causas inmediatas de la violencia, sino también sus raíces sociales y culturales, en un país donde la estabilidad parece cada vez más esquiva.