SUS primeros encuentros sexuales suelen ser memorables a medida que comienza a aprender sobre sus gustos y disgustos debajo de las sábanas.

Pero una estudiante dice que su piel se volvió de color rojo brillante la primera vez que tocó el semen.

Inicialmente, Chloe Lowery dijo que no pensó en la reacción, hasta que una relación hizo que su rostro se cayera.

La joven de 18 años dijo que los médicos confirmaron que tiene una rara alergia llamada hipersensibilidad al plasma seminal humano.

Desde su diagnóstico, Chloe, que vive en Longmont Colorado, EE. UU., dijo que evita el sexo oral porque es alérgica a la proteína que se encuentra en el esperma de la mayoría de los hombres.

La estudiante de inglés dijo que también experimentó una dolorosa sensación de «ardor» en la parte inferior que es como ser tocada por un «millón de agujas de acupuntura» y puede durar hasta una hora.

Ella está aprendiendo a vivir con la rara condición, pero dice que cuando se lo cuenta a otros, rara vez le creen.

Chloe, que trabaja como masajista, ahora habla sobre su condición para crear conciencia sobre otras mujeres.

Ella dijo: “Esencialmente, soy alérgica al sexo.

«Probablemente fue mi tercera o más experiencia sexual, no había tenido contacto con él [semen] antes de eso y me entró en la piel y me puse rojo y no pensé mucho en eso porque a veces me pongo rojo .

“Pero luego, durante otro encuentro, estaba en mi boca y parecía que tenía parálisis de Bell en la mitad de mi cara durante unas tres horas porque entré en parálisis facial temporalmente.

«Estaba en el lado derecho de mi cara, estaba caído y simplemente no podía expresar la emoción al menos con la boca. Se sentía como cuando recibes una inyección anestésica del dentista en tus encías».

Chloe dijo que se había reído pero temía que la caída fuera permanente.

Dijo que poco a poco recuperó la sensación en su rostro, pero que lo ha evitado desde entonces.

Cada vez que obtengo semen dentro de mí, sucede. Incluso un poquito, incluso líquido preseminal

Cloe Lowery

Después de investigar un poco, Chloe descubrió que era una afección y dijo que los médicos se lo confirmaron.

Chloe dijo: «Tuve una reacción vaginal y es el mismo tipo de trato, pero en lugar de adormecerme, es más como un ardor y me inflamo mucho en esa área.

«Es insoportable. Se siente como un millón de agujas de acupuntura.

«Pero, por supuesto, tuve que verificar si tenía ETS y soy negativo en todos, así que esa fue otra confirmación.

«Cada vez que obtengo semen dentro de mí, sucede. Incluso un poquito, incluso líquido preseminal.

«Por supuesto que trato de orinar solo por una buena práctica sexual, lo que ayuda un poco y luego simplemente me acuesto con hielo si es necesario».

Ella explica que la duración de su dolor vaginal depende de la cantidad de esperma con la que haya estado en contacto.

El dolor puede durar entre 15 minutos y una hora.

Maneja su condición usando condones y desde entonces no ha tenido ninguna reacción severa.

A pesar de la condición, Chloe dijo que no le ha causado ningún problema con sus parejas sexuales.

Ella dijo: «Tengo que revelarlo a los socios como ‘por cierto, hay ciertas cosas que no puedo hacer por lo que tengo’ y a nadie parece importarle. 

“Piensan que en realidad es más interesante o divertido que cualquier otra cosa, por lo que no me ha causado ningún problema de relación.

«La gente realmente quiere saber más, pero por supuesto no quieren hacer su propia investigación, así que me piden todos los detalles.

«No creo que sea muy común, pero creo que es más común de lo que la gente deja ver. Solo creo que la gente lo confunde con otras cosas o tiene más reacciones menores que yo y, de nuevo, no piensan en eso».

Agregó que la gente ni siquiera cree que es una cosa porque es muy poco común o al menos no se habla de eso.

Están más intrigados que nada.

«Una vez que describo mi experiencia, me creen, pero al principio muchas veces la gente dice ‘de ninguna manera, ¿eso es real?’ y luego dicen ‘oh, eso apesta’ y yo digo ‘no es así, vivo con eso, hay cosas peores por ahí’”, agregó.(thesun.co.uk).