Rescatistas ucranianos se arriesgan a cruzar la línea de frente
Pese a los bombardeos, rescatistas ucranianos se aventuraron este jueves en zonas bajo control ruso para evacuar a personas varadas en las inundaciones causadas por la destrucción de la represa de Kajovka.
«Seguimos salvando a nuestra gente. Y esto incluye a personas de los territorios ocupados», dice a AFP, Sergiy Sergeyev, un responsable de prensa militar.
«Sabemos que hay soldados rusos sentados en los tejados, sin nadie que los rescate, pero nuestra prioridad es nuestra gente», añade.
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El río Dniéper, en el sur de Ucrania, se ha convertido en la línea de frente entre las fuerzas rusas y las ucranianas desde que las tropas de Moscú fueron expulsadas de la ciudad de Jersón en noviembre.
Pese al repliegue de Rusia, la ciudad sigue al alcance del arsenal ruso, una amenaza constante para sus habitantes.
La situación cambió totalmente el martes, tras la destrucción parcial de la represa de Kajovka, 70 km más arriba.
Kiev y Moscú se culpan mutuamente del ataque, pero las consecuencias ya son devastadores para las zonas de alrededor: muchos pueblos han quedado anegados, miles de civiles fueron evacuados y las autoridades temen una catástrofe ecológica.
Los bombardeos se han reducido desde que las inundaciones han vuelto inoperantes los morteros, dice Sergeyev, pero «a veces las evacuaciones se efectúan bajo disparos de cohetes»
El agua ha subido una media de 5,6 metros, según las estimaciones ucranianas, con 600 km2 inundados en la región de Jersón.
El agua «llega al segundo piso de los edificios, sólo puedes sobrevivir en el tejado», cuenta Laura Musiyan, una empleada de la agencia meteorológica de Jersón.
Las autoridades rusas dieron cuenta de cinco fallecidos, y Kiev informó de al menos uno.
– «¿Cómo seguir viviendo?» –
Musiyan, con medio cuerpo sumergido en el agua mientras toma medidas, indica que parece que la crecida va ralentizándose.
«Si sigue esta tendencia, será una buena noticia para la gente», añade.
En un centro de acogida en Jersón, todos se preguntan si el agua dejará de llegar, constata un periodista de AFP.
Según las autoridades ucranianas, necesitarán esperar al menos otros tres días.
Mientras, algunos se preocupan sobre la suerte que le tocó a sus animales de compañía, muchos de los cuales tuvieron que quedarse en el lugar.
«Mi gata ha estado en el apartamento durante tres días sin comida, debe estar muriéndose», lamenta Elena, de 59 años, entre sollozos.
Una de las personas rescatadas, Tatiana Olmechenko, de 65 años, tuvo que salir por una ventana rota para llegar hasta el barco que fue a rescatarla, tras dos días de espera.
Cuando llegó a tierra, pidió a los voluntarios que le tomaran la presión y alimentaran a su gato Klyusha.
«Mi apartamento en Jersón fue destruido por un bombardeo el año pasado, me mudé a otro piso y quedó inundado. ¿Cómo seguir viviendo?», se pregunta. (rfi)
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