
Carta a Nayib Bukele: Mil veces maldito seas
Por: Paolo Lüers
La otra cosa repugnante de tu visita con tu chero Donald es que nadie habló de la suerte de los salvadoreños en Estado Unidos. Ni siquiera pediste a Trump mantener vigente el TPS para 250 mil salvadoreños. Ni un gesto hacía la diáspora que durante años te estuve apoyando.
Ciudadano Bukele:
Sentado en la Casa Blanca, ante las cámaras y los micrófonos del mundo, confesaste que por decisión tuya una persona que no tiene cargos contra él ni en El Salvador ni en Estados Unidos, siga encarcelado. No hay manera más pública y contundente de declararse culpable de un crimen…
Lo que vimos este lunes en transmisión en vivo desde el Oval Office es nada menos que una red internacional de secuestro en acción.
Trump dijo anteriormente que solo el gobierno soberano de El Salvador, o sea vos, podría sacar a Kilmar Ábrego del CECOT y que en este caso él facilitaría hasta el transporte aéreo a Estados Unidos. Ahora, en la reunión en la Casa Blanca, dijo que no lo admitiría en Estados Unidos porque es terrorista. Y vos dijiste que no podés poner en libertad a un terrorista. Entre dos presidentes condenaron a un hombre sin juicio, sin pruebas –y sin tener autoridad legal de hacerlo.
En una exposición arrogante de poder, ambos asumen que, aunque es a todas luces ilegal, lo pueden hacer, simplemente porque asumen el poder total y desconocen el poder de las cortes, ni siquiera de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos. Esto es un caso que trasciende la suerte de una sola víctima, en este caso Kilmar Ábrego, es un desafío general al Estado de Derecho, tanto en Estados Unidos como en El Salvador, incluso al derecho internacional.
Vos, Bukele, te estás haciendo cómplice del intento de Trump de erradicar el control de la justicia sobre sus acciones – cosa que en El Salvador ya es pan comido. Con esto te amarraste de una vez por todas a Donald Trump. Ganás a corto plazo siendo la mascota del hombre más poderoso del mundo, pero cuando caiga Trump -y va a caer tarde o temprano- caerás con él.
Mientras tanto, los secuestros al CECOT de inmigrantes salvadoreños, venezolanos o de otros países (y posiblemente pronto de ciudadanos estadounidenses) van a seguir. Las familias y las organizaciones de protección de los Derechos Humanos van a demandar a ambos gobiernos -incluso a vos personalmente- para obligar a las cortes de Estados Unidos a tomar posición. Ya ahora, luego de este descarado show de complicidad criminal en la Casa Blanca, la presión política internacional y la condena de estas prácticas van a llegar a niveles que nunca te has imaginado. Y en casa, más de la mitad de los salvadoreños ya expresa preocupación y rechazo a tus sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos. Siga así y vas a terminar como Donald Trump, que a solo tres meses de haber asumido el poder ya tiene menos del 50% de apoyo popular.
La otra cosa repugnante de tu visita con tu chero Donald es que nadie habló de la suerte de los salvadoreños en Estado Unidos. Ni siquiera pediste a Trump mantener vigente el TPS para 250 mil salvadoreños. Ni un gesto hacía la diáspora que durante años te estuve apoyando.
Tu capital político lo estás perdiendo con malas apuestas. Y vos mejor que otros sabe lo poderoso que es cuando la gente, luego de tener fe casi ciega a sus dirigentes, la pierda y se sienta defraudada. Vos sobre una ola de frustración popular surfeaste al poder. Con la siguiente ola caerás en la trompa. A Trump esto ya le está pasando, y como amarraste su suerte con la suya, te pasará igual.
Tuviste una salida salomónica – y no la aprovechaste. Hubieras dicho a Trump que el retorno de Ábrego, que exige la Corte Suprema de Estados Unidos, es problema de él -pero que vos tenés la papa caliento en tus menos, o sea en el CECOT, y te vas a deshacer de ella liberando al hombre, ya que no tiene cargos en el país.
Pero no, como Trump y Rubio y toda la banda reunida en el Oval Office lo clasificaron como terrorista peligroso, no tenías el valor de liberarlo, aunque sabés perfectamente que es inocente. Mil veces maldito seas por tratar así a un compatriota.(ElSalvador.com)
Sin saludos…
Paolo Lüers