Así operan los colectivos criminales de Maduro


Génesis. En 2001 Hugo Chávez Frías creó sus “Círculos Bolivarianos”, aglutinando a viejos grupos extremistas y “malandros” de esquina con el supuesto propósito de “formar cuadros revolucionarios y velar por el cumplimiento de la democracia participativa”. Durante los sucesos de abril de 2002, que sacaron a Chávez del poder por unos días, estos círculos cobraron protagonismo al participar en violentas manifestaciones para lograr el retorno del caudillo. Luego de esto el chavismo se radicalizó, tomando medidas para atornillarse al poder. Una de ellas fue dar armas de fuego, entrenamiento militar y otros privilegios a los Círculos Bolivarianos más radicales. Hacia 2006 dejaron de llamarse “círculos” y surgieron los cada vez más numerosos “colectivos” que en la actualidad mantienen a Nicolás Maduro en el poder.

Identidad. Algunos expertos los llaman “grupos civiles armados al margen de la ley” o “paramilitares”. En las calles de Venezuela se refieren a ellos simplemente como “colectivos”. Aunque también puede vérselos con la indumentaria de cualquier civil, suelen vestir ropaje oscuro e ir encapuchados, a bordo de motocicletas y provistos de armas de fuego largas y cortas: pistolas 9 milímetros, fusiles R15 y subametralladoras. Lucen camisetas del Che Guevara, complementadas con una gorra o boina, botas negras y pantalones jeans, brazaletes y pañuelos amarrados al cuello. Según Infobae, la mayoría son expolicías o militares en retiro con formación en combate.

Control. Los colectivos chavistas no son meros grupos de choque. Funcionan como estructuras de crimen organizado o bandas civiles con territorios claramente definidos, donde los vecinos son obligados a pagar por “protección”. Algunos de los más conocidos son los Tupamaros, Alexis Vive, La Piedrita, Montaraz, Tres Raíces, Red Elco, Frente 5 de Marzo, José Leonardo Chirinos, Carapaica, Catedral, Cupaz, Coordinadora Simón Bolívar, Cara al Río, Hijos de Bolívar y Coco Secos. Se ha documentado la existencia de un centenar de colectivos en al menos 14 de los 23 estados de Venezuela. 

Financiamiento. En sus inicios disfrutaron de abundancia de recursos financieros, además de motocicletas, equipos de comunicación y armas provistas por el gobierno. Con el tiempo desarrollaron sus propios “negocios”. Según un reportaje de The New York Times, en algunos casos se financian por medio de actos delictivos como la extorsión, el contrabando en el mercado negro de alimentos regulados y el narcotráfico. El medio Invisibles, que investiga el crimen organizado, también los señala de estar involucrados en el control de las estaciones de servicio para el combustible subsidiado, la administración del suministro de gas, las operaciones de cambio de divisas y la minería y comercialización de oro, además del microtráfico de drogas y los asesinatos selectivos. Infobae agrega a este racimo de delitos el secuestro y la extorsión a empresarios y ganaderos.

Represión. Desde hace muchos años desempeñan un papel importante en la represión de la disidencia. Constantemente se menciona a los colectivos, que arremeten contra los manifestantes opositores, golpeándolos, jalándoles el pelo, impidiéndoles el paso con sus motos, arrojando bombas lacrimógenas, orines o excremento e incluso disparando mientras gritan consignas. Otra de sus actividades es marcar con pintura las casas de los opositores identificados. Operan en conjunto con las fuerzas armadas o bien al margen de ellas y con total impunidad. 

Asesinatos. Tras el fraude electoral de Nicolás Maduro, ejecutado en julio de 2024, la represión ha crecido en Venezuela, de la mano de los colectivos chavistas. Según un reporte de Human Rights Watch, “las autoridades venezolanas y grupos armados partidarios del gobierno, conocidos como ‘colectivos’, respondieron con violencia y abusos generalizados” contra miles de ciudadanos que salieron a protestar contra los resultados fraudulentos. Veintitrés manifestantes y transeúntes fueron asesinados durante las protestas. 

Impunidad. En febrero de 2024 un incidente ocurrido en el municipio de Sucre mostró el tipo de relación que existe entre los colectivos y la dictadura de Maduro. Catorce integrantes del colectivo Cara al Río fueron capturados por la Policía cuando desvalijaban un vehículo robado. Horas más tarde otros encapuchados armados protestaron por la liberación de sus compañeros, obligando a los transportistas a bloquear el paso de una avenida. El propio viceministro del Sistema Integrado Policial Seguridad Ciudadana, Elio Estrada, ordenó dejar sin efecto el procedimiento. Los delincuentes no solo quedaron libres, sino que se llevaron ocho armas de fuego, un automóvil tipo sedan y cuatro motos que les habían incautado.

Asedio y migración. En 2023 una investigación del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello confirmó que los colectivos han sido uno de los factores causantes de la ola de migración forzada venezolana. Los ciudadanos identificados como opositores viven en completa vulnerabilidad y pueden ser víctimas de secuestro, asedio en sus viviendas y centros de trabajo, agresiones físicas, amenazas, extorsión, robos, heridas por arma de fuego, desaparición y simulacros de ejecución. En su mayoría, sus víctimas son hombres. Se han conocido casos de adolescentes blanco de ataques selectivos en represalia por la actividad política de un familiar.

Orteguismo. En Nicaragua los homólogos de los colectivos chavistas son los paramilitares orteguistas o “grupos de choque” que en 2018 agredieron las manifestaciones antigubernamentales y, en conjunto con la Policía, ejecutaron la “Operación Limpieza”, con un resultado de más 350 personas asesinadas. La dictadura de Daniel Ortega los ha integrado a una nueva constitución, que en el artículo 97 legitima la creación de la “Policía Voluntaria”, como un “cuerpo auxiliar” de la Policía Nacional. El reciente 15 de enero el régimen juramentó a 1,500 “policías voluntarios” encapuchados. Esta agrupación se encarga de dar seguimiento a ciudadanos sospechosos de ser opositores. 

Discurso. En Venezuela el chavismo mantiene un discurso que a los nicaragüenses puede resultarles familiar. “Los colectivos son una fuerza civil que apoya al gobierno. Están ahí para mantener la paz”, dicen. “¡Nunca daremos un paso atrás! (…) Van a ser mil años de revolución, mil años de los gloriosos colectivos”, “Somos los defensores de la patria, los defensores del proceso revolucionario”. (laprensani.com)


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